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Manu Alvarez
Santander
Jueves, 21 de noviembre 2024, 16:15
Duelo sin precendentes entre dos de las más grandes empresas españolas, Iberdola y Repsol, en un juzgado de Santander. Iberdrola ha denunciado sin la más mínima duda que Repsol «no es veraz», que engaña a sus clientes con mensajes sobre la sostenibilidad de sus productos ... y que ha vestido con una falsa túnica 'verde' la venta de combustibles, en torno a la que gira algo más del 90% de su facturación. Esto es, que usa la sostenibilidad en sus mensajes corporativos y publicitarios para obtener así una ventaja comercial.
En su defensa, Repsol ha negado las acusaciones de publicidad engañosa en algunas de sus campañas de comunicación y también en sus informes públicos, y ha dado a entender que la eléctrica tan sólo está rabiosa y molesta porque está perdiendo cuota de mercado en España en la comercialización de electricidad. Esta es la fotografía sintética de la vista que se ha celebrado este jueves en la Audiencia de Santander para ver la demanda presentada por Iberdrola contra Repsol, centrada en varias campañas de publicidad lanzadas el pasado año por esta compañía, en las que comercializaba combustibles, electricidad y gas, con descuentos y mensajes ligados a la sostenibilidad o al carácter renovable de algunos hidrocarburos.
Durante algo más de cinco horas, los letrados de Iberdrola y de Repsol han interrogado a varios peritos propuestos por las partes y han desgranado un auténtico máster en semántica, comunicación corporativa y sostenibilidad. Iberdrola ha contado con el peritaje de la empresa de comunicación Roman y Asociados y de la firma Nera para evaluaciones económicas, mientras que Repsol ha tirado de Llorente y Cuenca -la firma líder en España en asesoría de comunicación- y del experto en economía del mundo energético Fernando Barrera.
La decicisón final sobre la demanda queda en manos del magistrado Carlos Martínez de Marigorta, quien deberá intentar llegar a una conclusión que necesariamente va a rozar la sociología y el derecho. Y es que Iberdrola ha acusado a Repsol de mentir cuando esgrime que es una compañía que está comprometida con la sostenibilidad -asegura que sus inversiones en el sector de los hidrocarburos son la prueba principal-; o que su «razón de ser» es precisamente ese objetivo porque en realidad lo que busca es ganar dinero para sus accionistas.
Por su parte, los representantes de Repsol han negado esas acusaciones porque tanto la terminología como el contexto que recogen las campañas de publicidad o los documentos de la empresa admiten otras interpretaciones. Así han negado que la empresa esté involucrada en una estrategia de 'ecopostureo', denominado también 'greenwashing'.
Los letrados de Repsol también se han esforzado, apoyados por la opinión de los expertos, en limitar el impacto real de algunos mensajes publicitarios. Así han respaldado la idea de que los consumidores dan una trascendencia muy limitada a la 'cobertura verde' de algunos productos, porque realmente lo que priorizan es el precio. Y en realidad la campaña ahora sometida al escrutinio judicial ofrecía descuentos importantes en la compra de combustibles -hasta 20 céntimos en el mejor de los casos- para los clientes que suscriban también contratos de electricidad, gas o contraten la instalación de paneles solares. En esas campañas Repsol alardeaba de su «compromiso con la sostenibilidad» y también de su compromiso con la transición energética y la consecución de las cero emisiones netas en 2050, poniendo como muestra el inicio de la comercialización de combustibles renovables -ya están en 600 gasolineras en España-, así como sus inversiones para experimentar con el hidrógeno y los combustibles sintéticos.
En una batalla judicial entre dos grandes compañías, en un procedimiento de gran exposición pública -una treintena de periodistas y cinco cadenas de televisión han estado presentes en la vista oral- siempre cabe esperar que los contendientes recurran a abogados de las firmas de abogados líderes en el país. Pues en la práctica resulta imposible. Así, tanto Iberdrola como Repsol han encargado la defensa de sus intereses en este pleito a firmas de abogados más discretas, que no ocupan posiciones de liderazgo. La petrolera ha encargado el trabajo de Dentons y la petrolera a Ontier, despachos de abogados de prestigio pero alejados del liderazgo en el sector jurídico. La razón es sencilla y responde una estrategia de prevención que practican habitualmente las grandes compañías -independientemente del sector al que pertenezcan- para evitar que una demanda en contra sea formulada por un despacho líder. Y es que tienen contratados a todos los líderes de la abogacía, de forma permanente y para misiones diferentes. Con ello y gracias al denominado 'conflicto de intereses' evitar que vengan de frente.
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