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Las empresas también intentan superar su primer test de esta crisis del coronavirus con la puesta en marcha de un sistema de teletrabajo de forma generalizada desde hoy, después de que la Comunidad de Madrid recomendara el pasado martes por la noche realizar las funciones en remoto, en la medida de lo posible, para evitar la propagación del virus. La jornada se está desarrollando sin grandes sobresaltos en algunas de las compañías más conocidas del país, cuyas sedes se encuentran en esta región, como Santander, BBVA, Telefónica, Iberdrola o Repsol. Con muchas dudas, eso sí, por parte de los trabajadores por lo excepcional de la situación, pero sin problemas sobrevenidos.
La tecnología se ha convertido en la aliada de miles de trabajadores en un país como España donde el 91% de los hogares cuentan con conexión a Internet, 10 millones de viviendas acceden a fibra óptica y hay un ordenador en ocho de cada diez casas. Además, el número de españoles que teletrabajan superó los 1,5 millones de personas en el cuarto trimestre de 2019, cifra que representa el 7,9% del total de ocupados en España y supone un incremento interanual de cuatro décimas, según el 'Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo II'.
«En mi equipo llevamos trabajando dos días desde nuestras casas y no ha habido problemas», explica un responsable del Santander en Madrid. Con los portátiles en el salón, en alguna habitación o un pequeño despacho, la jornada laboral de estos empleados consiste en ir de ese escritorio al baño, de ahí al salón y siempre con el móvil entre sus manos. «Más que el propio ordenador, son los móviles nuestros aliados», explica este empleado.
En realidad, aplicaciones como whatsapp «van a servir estos días para todo lo que solemos hacer físicamente en nuestros trabajos», apunta Valeria, una empleada de BBVA que se encuentra en casa. «Desde el móvil organizamos reuniones, nos llegan órdenes, conversamos con algún jefe si hay algún problema... y hasta nos reímos», explica. «Los grupos de Whatssap están que arden ahora mismo», indica otra trabajadora de Mapfre, María Jesús, recluida en su casa. «A veces se genera un poco de confunsión en las conversaciones y los chat», admite. Pero, «¿No ocurre eso también en el día a día en la oficina?», se pregunta.
En algunas de las empresas que están habilitando el teletrabajo sí tienen algunos contratiempos provocados por el uso masivo de los sistemas informáticos de forma remota. «No es lo mismo tener una red amplia de VPN que usar todo el mundo a la vez ese sistema que te permite acceder a tu ordenador del trabajo», explica Juanlu Sánchez. «Es previsible que en algunos momentos falle», explica.
Mientras tanto la soledad impera en las sedes corporativas. El panorama, si no desértico, apunta a esa situación. En las instalaciones que Santander -uno de los primeros bancos en enviar a toda su plantilla a casa- tiene cerca del corredor de la A-2, son pocos los trabajadores que se mueven por el edificio y sus aledaños. «Lo bueno es que, evidentemente, no tardas en llegar a trabajar ni hay tanta tensión, pero se echa de menos el día a día del trabajo», indica Macarena. «Los trabajos se están desarrollando sin ninguna incidencia», apuntan desde la propia entidad.
En esta sede del Santander, como en otras de grandes firmas, se encuentran al frente algunos de los equipos «críticos» sin cuya presencia no se podría garantizar el buen funcionamiento de la entidad. «A quienes les toca venir tienen el hándicap de tener que coordinar todos los trabajos con compañeros que no están a su lado, lo que a veces provoca cierta descoordinación», asume Jesús, aunque indica que es «por falta de práctica».
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