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Lucas Irigoyen
Miércoles, 6 de marzo 2024, 14:52
El Gobierno no ha esperado ni siquiera a que se registre la OPA del grupo húngaro Magyar Vagon sobre Talgo para anunciar que «hará todo lo posible» para evitarla. Así lo ha asegurado este miércoles el ministro de Transportes, Óscar Puente, en un acto público. ... Puente ha verbalizado el temor del Ejecutivo a que pueda haber capital ruso financiando la operación y ha elevado el tono más bien prudente mantenido hasta ahora por el Gobierno de España.
Que Moncloa no veía con buenos ojos la compra del principal fabricante de trenes de alta velocidad era un hecho. Pero públicamente el Gobierno mantenía las formas, solamente el ministro de Industria, Jordi Hereu, señaló hace dos semanas que será necesario «el pleno convencimiento de que se mantiene un control estratégico».
Andras Tombor es el hombre del grupo industrial húngaro. Fue asesor de Defensa del presidente de Hungría, Viktor Orban, y controla una corporación refundada por el actual ministro de Defensa, Kristóf Szalay-Bobrovniczky, y engordada con privatizaciones en el sector ferroviario de su país impulsadas por la Administración húngara. Entre sus compras, destaca en 2022 la de las instalaciones que el fabricante ruso TMH tenía en Hungría y que se integraron en Magyar Vagon.
Las ventajas de este actor residen en su naturaleza industrial. Es el punto que mejor ha caído en el análisis de la dirección de Talgo, ya que reforzaría la capacidad de fabricación que debe afrontar una cartera histórica de pedidos valorada en más de 4.200 millones de euros.
La oferta húngara es la única que hay encima de la mesa para adquirir el paquete accionarial del fondo británico Trilantic, accionista de referencia en Talgo. Los ingleses tienen el 60% de una sociedad que comparten con la familia Oriol (20%) y los Abelló. Esta entidad, denominada Pegaso Transportation International, tiene el 40% de Talgo, otro 9% se lo reparten la familia Torrente Blasco y pequeños accionistas, y el resto, un 51%, cotiza libremente en Bolsa.
Talgo logró el pasado año unas ventas históricas de 652 millones y un beneficio neto de 12,2 millones. Los pedidos crecen hasta amenazar su capacidad de producción apoyada en dos fábricas, una en Madrid y la otra en Álava. El fabricante de trenes acumula retrasos de tres años en la entrega de varios trenes Avril a Renfe que le podrían acarrear una sanción de más de 100 millones. Además, tiene en el futuro una otra entrega de 56 trenes en Alemania por 1.400 millones, el mayor contrato de su historia. Un reto para la capacidad de fabricación de Talgo que puede encontrarse con más pedidos de Arabia Saudí, Egipto y Marruecos.
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