El FMI urge al Gobierno a subir el IVA y critica el tope al alquiler

Apenas tres meses después de rebajar al 1,5% su previsión de crecimiento para este año, el FMI vuelve a elevar -y de forma contundente- al 1,9% su estimación. Así que la principal preocupación se centra en la política fiscal, sobre todo por la elevada deuda pública que a cierre de 2023 se situó en el 107,7% del PIB.

Pese a que el dato supuso una mejora de 3,9 puntos en el ejercicio gracias al dinamismo de los ingresos -que compensó el gasto de los planes anticrisis-, el organismo advierte que queda mucho por hacer y poco espacio para actuar. Por eso, recomienda al Ejecutivo elaborar un plan de consolidación plurianual que permita reducir el déficit primario estructural en tres puntos porcentuales del PIB entre 2024 y 2028, lo que implicaría un ajuste fiscal de unos 0,6 puntos porcentuales al año.

Con ese telón de fondo, la hoja de ruta marcada pasaría, primero, por retirar las medidas contra la inflación aún vigentes. Y, segundo, por subir el IVA suprimiendo las exenciones actuales y armonizando los tipos entre productos. En materia impositiva, también urge a elevar los impuestos medioambientales a los niveles de otros países europeos.

Ante el impacto que estas medidas podrían tener sobre los ciudadanos, sobre todo con aquellos de menores rentas, el FMI recomienda compensar esa mayor carga impositiva mejorando las políticas activas de empleo y, también, con el aumento de la oferta de viviendas asequibles. Un debate, este último, que ha vuelto al foco político ante la interminable escalada de los precios de la vivienda derivada, sobre todo, de la oferta de oferta, tal y como constata el FMI.

Con el Gobierno en pleno debate con bancos y promotoras, el FMI insiste en la urgencia por ampliar el parque de vivienda social y asequible. Y considera que los topes a los alquileres en zonas tensionadas que incluye la Ley de Vivienda, que hasta el momento solo se han implementado en algunas partes de Cataluña, no son el camino a seguir. «Experiencias previas sugieren que pueden reducir la oferta y limitar el acceso de los grupos más marginados», indican.

En todo caso, todas estas reformas planteadas para seguir ajustando el gasto corren el riesgo de quedar en nada por un contexto de fuerte tensión política que preocupa, y mucho, a la institución comandada por Kristalina Georgieva. «La prolongación de la fragmentación política interna podría obstaculizar la implementación de reformas estructurales y la consolidación de las cuentas fiscales», advierte en su informe.

El organismo indica, además, que esta situación amenaza con empeorar factores clave para mantener el crecimiento, como la confianza empresarial y la inversión, «sobre todo si las condiciones financieras se endurecieran».

Del mismo modo, apunta al riesgo para la economía nacional de una utilización «poco eficaz» de los fondos europeos, clave para reactivar la productividad y «mejorar los niveles de vida y reanudar la estancada convergencia de la renta con las economías de mayores ingresos de la zona euro».

En cuanto al futuro de los impuestos empresariales, el FMI avala las herramientas temporales empleadas por el Gobierno para gravar los beneficios extraordinarios de banca y energéticas. Pero, sin Presupuestos para este año sobre la mesa, la institución advierte que si finalmente se decide transformar esas figuras en permanentes, «las bases deberían ajustarse con una definición más clara de las ganancias extraordinarias para minimizar su efecto distorsivo».

En este punto, el FMI aboga por que el pasivo que acarrearía para los bancos un impuesto nuevo podría reducirse «mediante un crédito fiscal» equivalente al colchón de capital anticíclico (los requerimientos de capital que se exigen al sector).