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La primera reunión del año de la Reserva Federal (Fed) no ha dejado lugar a las sorpresas. Tal y como se esperaba, y por cuarta vez consecutiva, el organismo ha mantenido intactos los tipos de interés en el rango de entre el 5,25% y ... el 5,5%, su nivel más elevado en casi 23 años.
Con el mercado mucho más pendiente de cuándo llegará la primera bajada de las tasas de referencia, el organismo ha querido dejar claro que «las perspectivas económicas son inciertas y hay estas atentos a los riesgos de inflación«. Es decir, la confianza para iniciar un ciclo de recortes aún no es completa. Al menos hasta que los precios se moderen al objetivo del 2%.
Sin embargo, el tono del mensaje ha sido mucho más moderado que en otras ocasiones, dejando entrever que el debate ya se centra en el calendario de esas rebajas. Es más, por primera vez en dos años, el comunicado de la Fed no incluye la afirmación de que un nuevo aumento de las tasas es todavía posible.
El mercado anticipa desde hace semanas que la próxima reunión de marzo será el momento elegido para comenzar a deshacer lo andado estos años. Pero el presidente de la institución, Jerome Powell, es reacio a estimula la complacencia de los inversores, por lo que no ha concretado si eso será finalmente así.
«La inflación sigue siendo demasiado alta y no hay garantías de que se avance para reducirla», indicó Powell en la rueda de prensa posterior. Además, el organismo es consciente de que cualquier movimiento será medido al milímetro en un año marcado por las elecciones presidenciales, que sin duda añadirá presión a sus decisiones.
Lo que está claro es que ninguno de los miembros de la Fed apuesta ya por otra subida de los tipos de interés. «Los últimos datos, como el PIB del cuarto trimestre (que creció un 3,3%, por encima de lo esperado) no solo sugieren que la economía estadounidense evitó la temida recesión, sino también que está en auge y no aterrizando en 2023», apuntan los analistas de Julius Baer.
Del mismo modo, la inflación bajó del 8% al 4,1% en 2023. Y, lo que es más importante, el PCE (deflactor del consumo, que es el dato que la Fed mira más de cerca para tomar sus decisiones de política monetaria) también se ha moderado al 2,9%, mucho más cerca del objetivo del 2% que en cualquier otro momento de los últimos dos años y medio.
Así que la pregunta ahora es si esto será suficiente para ver la primera bajada de tipos en marzo. Y aunque el mercado lo da por descontado, algunos analistas llaman a la prudencia ante el previsible crecimiento salarial sumado a la merma de la productividad en el país. «La combinación de esos factores acabaría ejerciendo una presión al alza sobre los costes laborales unitarios y, por extensión, sobre la inflación subyacente», indica George Brown, economista de Schroders. A su juicio, esto retrasaría el primer recorte de tipos a junio.
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