Efe.

Las familias dejan de ahorrar 1.200 euros al año por no comparar precios en el súper

La marca blanca aprovecha su tirón en los lineales para subir un 2,8% el coste de sus productos

Martes, 17 de septiembre 2024, 12:32

La moderación de la inflación en los últimos meses ha dado cierto respiro al bolsillo de unos consumidores que, sin embargo, siguen mirando con lupa los precios de los productos con los que llenan la cesta de la compra. Una acción, la de comparar bien ... entre marcas y supermercados, que resulta clave en un momento en el que la alimentación ocupa cada vez una mayor proporción en el gasto de los hogares.

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Según un estudio de la OCU, las familias pueden ahorrar de media 1.273 euros al año en la cesta de la compra si eligen bien dónde gastar el dinero -un 20% más que el año anterior- en un momento en el que la mayoría de grandes cadenas han mantenido al alza los precios por tercer año consecutivo.

En todo caso, la subida empieza a ser menos agresiva y, de mayo de 2023 al mismo mes de 2024 (el periodo analizado por la OCU) la cesta de la compra se encareció un 2,9%, muy por debajo de las cifras a doble dígito que se observaron en los dos ejercicios anteriores. «El 63% de los productos analizados han subido de precio, frente al 90% del año pasado», explican desde la asociación de consumidores, que también ha detectado cómo tres cadenas -Aldi, Carrefour y Lidl- han comenzado a bajar precios. «Empezamos a contener la situación, pero todavía queda mucho recorrido y todavía hay familias que han tenido que dejar de consumir frescos en favor de productos más baratos como los procesados», añaden.

En total, el coste medio de la cesta de la compra analizada por OCU -que incluye alimentos y productos de droguería- se sitúa en 6.342 euros al año. Pero como insisten desde la organización, «depende mucho de donde se compre». Por ejemplo, del ahorro medio de más de 1.270 euros al año que se puede conseguir, la diferencia en ciudades donde éxiste mayor oferta comercial puede dispararse a los 4.148 euros de Madrid.

También es sustancioso el ahorro en Barcelona (2.738 euros anuales), así como en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, donde se sitúa por encima de los 1.800 euros anuales.

Por el contrario, en Ciudad Real los precios son muy homogéneos y el ahorro apenas sería de unos 315 euros al año entre el establecimiento más caro y el más barato. En Soria, Getxo, Cuenca o Puertollano no se superan los 550 euros de ahorro.

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Según los datos analizados, Zamora y Teruel son las ciudades donde resultan más barato comprar, frente a Las Palmas en Gran Canaria y Palma de Mallorca, donde la media de precios es más alta.

Productos y marcas blancas

Por productos, y como ya evidencian datos oficiales del INE, el aceite de oliva es de los que más suben, llegando incluso algunas marcas a encarecerse hasta un 80%. También destaca la subida del zumo de naranja o los plátanos de Canarias. Entre los que más se abaratan, el aceite de girasol y los tomates de ensalada.

Desde la OCU también muestran su preocupación por la escalada de precios de los alimentos frescos, que han forzado a muchas familias a consumir productos en muchas ocasiones de menor calidad para seguir llenando la cesta de la compra. En total, el precio de los frescos ha subido un 4,1% de media, mientras que los productos envasados de marcas líderes se encarecen un 3,8 %. Las marcas blancas, con un peso cada vez mayor en los lineales, también han subido, aunque de forma más moderada con un dato del 2,8%.

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«Esa cifra podría indicar que los supermercados quieren volver a competir por precios con sus marcas propias, pero hay que aclarar que la mejor evolución de las marcas blancas se debe a los productos de higiene y limpieza (que se han abaratado un 3,2% en esta categoría)», indican desde la OCU. Por el contrario, los alimentos han subido +3,9%, igual que las marcas de fabricante.

«Cada vez es más frecuente que en un comercio se encuentren solo los productos del propio distribuidor y, como mucho, la marca líder del mercado», indican los autores del informe. Es decir, las marcas blancas tienden a expulsar a las marcas de fabricante, «una estrategia que, aparte de perjudicar a algunas medianas empresas, reduce las posibilidades de elección de los compradores».

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