La presidenta del BCE, Christine Lagarde, junto al presidente del Eurogrupo, Mario Centeno. Reuters

El Eurogrupo apoya destinar una parte del fondo de rescate a combatir el coronavirus

Trabaja en la línea de que los países pudieran pedir financiación de hasta un 2% de su PIB, al tiempo que se diluye la opción de emitir eurobonos

Salvador Arroyo

Bruselas

Martes, 24 de marzo 2020

«La respuesta europea no tendrá límites y mostrará mucha solidaridad». El mensaje que Mario Centeno, presidente del Eurogrupo, lanzó el lunes incrementó las expectativas sobre el resultado de la videoconferencia que ayer mantuvieron los ministros de Economía y Finanzas. Pero lo cierto es ... que la frase del portugués no conseguía envolver el trasfondo de divergencia que existe entre los socios del euro sobre los mecanismos a activar para responder al golpe del coronavirus y sobre las condiciones en las que debe darse al pulsador. No hubo declaración formal por escrito. Y eso refleja lo liviano de la carga de medidas. Oficialmente ese 'no statement' se justificó en que la cita tenía como objetivo discutir las opciones, sin descartar ninguna, para que los jefes de Estado y Gobierno decidan en la 'telecumbre' que celebrarán hoy. Así que a la espera.

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Y no lo tendrán fácil. Porque en su comparecencia, pasadas las nueve de la noche, Mario Centeno no exhibió mucha concreción. Encima de la mesa, los ministros habían discutido sobre dos herramientas: el fondo de rescate de 410.000 euros (conocido como MEDE) y la posibilidad de lanzar por primera vez en la historia los 'eurobonos', emisiones de deuda conjunta. La nueva línea defensiva del euro «para evitar que la crisis económica se transforme en financiera», se tendría que reforzar con alguno de esos elementos.

Faltan los detalles

Y el MEDE será la 'opción A'. Con matices. Centeno anunciaba un «amplio apoyo» dentro del Eurogrupo para abrir una línea de crédito específica por esta vía «disponible para todos los países», sujeta a la severidad del coronavirus y con una potencia «inicial» que midió en el 2% del PIB del Estado que tuviera que solicitarlo como punto de referencia. «Es necesario trabajar más en los detalles», apostilló.

La fórmula la había avanzado la ministra española de Economía, Nadia Calviño. Sobre la base de que la pandemia no ha llevado aún a ningún país europeo a verse doblegado en las subastas de deuda pública, la línea de crédito no la veía como un recurso de «acceso inmediato». Así al menos lo defendió minutos antes de participar en la videoconferencia. De hecho, España no se planteaba acudir al fondo de rescate -recordó una subasta de esta misma semana en la que un bono sindicado a tres años había triplicado la demanda esperada-.

Pero abogaba por abrir ese canal específico del MEDE como una «línea de financiación especial vinculada verdaderamente a la respuesta al coronavirus»; condicionada a combatir la pandemia. Lo llamó «red de seguridad» para garantizar liquidez cuando sea necesario, pero más como un «seguro» y con unas condiciones que, en todo caso, «no estigmaticen» a los países.

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Y ahí estaría una de las claves del desencuentro. Porque aunque Centeno habló de «amplio apoyo», la realidad es que países como Holanda mantuvieron su desacuerdo, sobre todo en lo que se refiere a la relajación de las condiciones. «Hemos heredado distintas visiones y divisiones de la anterior crisis, pero confío que esta crisis nos permita superarlas», afirmaba Paolo Gentiloni, comisario de Economía.

En lo que se refiere a los eurobonos o 'coronabonos', en línea con las medidas del BCE, poco o más bien nada. El debate de los últimos días parece haberse evaporado. «Las discusiones continúan y ninguna posible solución ha sido descartada», precisó Gentiloni, en autoaislamiento preventivo después de que un miembro de su personal mostrase síntomas de padecer el COVID-19.

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