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Ha sido, sin duda, el año más difícil para los hipotecados desde la anterior crisis financiera. El euríbor, el índice al que se referencian la mayoría de los préstamos para vivienda en España, dio ayer un ligero respiro al bajar en su tasa diaria en ... 37 milésimas, hasta el 3,288%. Pero ese mínimo recorte no sirve para olvidar que este ha sido un ejercicio de repunte histórico -por la voracidad y rapidez de las subidas- que, a falta solo de la cotización de hoy, el indicador despedirá el año por encima del 3%. Hay que remontarse a 2008 para ver una media mensual similar.
Así, los más de 122.000 vascos que tienen referenciados sus préstamos hipotecarios a un tipo variable se verán afectados cuando les toque revisar sus créditos. En concreto, la media de diciembre del indicador se situaba ayer en el 3,005%. Esto implica que para una hipoteca de 150.000 euros a 30 años, con un diferencial de euríbor más 1% que se revise de forma anual, el sobrecoste sería de 3.192 euros al año (266 euros al mes).
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Hay que tener en cuenta, no obstante, que no todos los hipotecados se verán afectados por igual, ya que todo depende del año en el que se contrató la hipoteca. Y es que es en los primeros años de vida del préstamo cuando más intereses se pagan y, según va pasando el tiempo, el principal copa un mayor peso hasta que al final del préstamo solo se paga prácticamente esta parte.
La situación es más que compleja no tanto por los niveles que ha alcanzado el euríbor -en la anterior crisis superaba con creces el 5%-, sino más bien por el abrupto ritmo al que se han producido esas subidas. En concreto, el indicador comenzó el año en tasas negativas del -0,502%, aunque el 12 de abril volvió a terreno positivo por primera vez desde 2016, al calor de las primeras señales que apuntaban a una pronta subida de tipos por parte del Banco Central Europeo.
Después de verano, una vez confirmado que el organismo monetario aceleraría la retirada de estímulos para luchar contra la inflación, el euríbor superó el 2% en septiembre. Y tras una escalada prácticamente diaria, el 19 de diciembre batía la temida barrera del 3%, coincidiendo con un discurso de Christine Lagarde en el que la presidenta del BCE dejaba claro que las subidas de tipos acometidas desde verano -y que han dejado la tasa de referencia en el 2,5% desde el 0% de los últimos años- no han llegado, ni mucho menos, a su fin.
Los hipotecados no son los únicos que sufren esta situación. Los futuros propietarios también observan cómo tras años de hipotecas baratas, las entidades empiezan a encarecer sus préstamos para adaptarlos al indicador de referencia. «Hasta hace solo unos meses, se podían encontrar tipos del 1,5% prácticamente sin problema. Ahora, si encuentras un 3%-3,5%, no hay que dejarlo escapar», indican desde una entidad financiera nacional.
Sobre todo ante el consenso en torno a que el indicador seguirá subiendo en 2023, aunque a un ritmo más moderado. Desde el departamento de análisis de Bankinter estiman que el euríbor cerrará el nuevo año en el entorno del 4%, para comenzar a bajar poco a poco después. Todo dependerá de las actuaciones del BCE y, por lo tanto, de la evolución de la inflación.
Lo que sí parece evidente es que los bancos mantendrán su nueva estrategia de incentivar las hipotecas variables frente a las fijas para aprovechar esta subida de tipos que beneficia a su negocio.
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