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Indignados, pero acostumbrados. El litro de aceite de oliva a 9 euros; el de leche, a un euro;el de gasolina, a más de 1,75 euros;o una simple cerveza, a tres euros en el bar de toda la vida. Esa es la realidad ... en la que viven los ciudadanos desde hace más de año y medio, el periodo en el que los precios no han parado de subir, en ocasiones con puntas superiores al 10%. La inflación se ha asentado en la vida española –y de toda Europa– a pesar de los avisos. Pero poco remedio les queda a los consumidores, que han visto cómo su poder adquisitivo se ha visto mermado por mucho que se estén ajustando el cinturón a final de mes, sobre todo tras las últimas subidas de los tipos de interés al 4,5%.
Pagamos por nuestra fruta, por ejemplo, unos precios que hace apenas unos años solo se veían en los viajes a Reino Unido o al centro y norte de Europa. Lo que comenzó como un problema con tintes energéticos (la subida de la luz, el gas y los combustibles) se ha trasladado a toda la actividad. «La economía está tardando en digerir el incremento del coste energético», explica Miguel Cardoso, economista jefe de BBVAResearch para España. Aunque apunta que «se espera que haya una convergencia a inflaciones alrededor del 2% a dos años vista». Esto es, en 2025 como poco.
Cardoso sostiene que la subida de tipos «debería reducir el impulso de la demanda»;considera que el acuerdo salarial entre patronal y sindicatos «limita la presión de los costes laborales sobre las empresas» y anticipa que, con el tirón de las renovables, habrá «una caída de precios en los próximos años». Pero por ahora, no hay tregua.
Cada día que pasa todo es más caro. «La inflación se está convirtiendo en estructural», sostiene Aurelio García del Barrio, director del Global MBA en finanzas del IEB. Argumenta que «el aumento de costes en las cadenas de valor se ha incorporado a los precios, pero estos no se verán reducidos en gran medida cuando la inflación baje». Es decir, si el menú de un restaurante ha subido, no lo rebajará si la inflación se suaviza.
Técnicamente hablando, la tasa que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ha reducido solo en un año en ocho puntos, después de que en julio de 2022 tocara su pico máximo al rozar el 11%. Pero las consecuencias en el consumo de los hogares son evidentes. «La vida es más cara y eso ha supuesto la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Ha habido una subida de la inflación que no se ha visto reflejada en los salarios», explica José Manuel Corrales, profesor de Economía de la Universidad Europea. Asegura que las medidas anticrisis aprobadas por el Gobierno (reducción del IVA del gas y la luz, rebaja del IVA de algunos alimentos, gratuidad del transporte público para viajeros recurrentes, etc.) han conseguido controlar la alta tasa de inflación, pero que el problema de la subyacente sigue persistiendo y, más concretamente, los precios de los alimentos, con registros que siguen superando el 10% respecto al año pasado, cuando los incrementos ya eran de doble dígito sobre 2021. El profesor insta a tomar «acciones contundentes» para reducir los precios de productos de primera necesidad.
El problema es que los costes de las empresas distribuidoras de alimentos también han subido a sus máximos desde que estalló la guerra. Pese a que gran parte de la sociedad y del propio Gobierno había puesto el foco en las grandes cadenas de supermercados que se «aprovechaban» de la crisis inflacionista para enriquecerse, un reciente informe del Banco de España desmiente este punto. Asegura que fueron las energéticas y la hostelería las que más se han beneficiado del aumento de los costes al trasladarlos a sus precios de venta, frente a la alimentación.
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José María Camarero
Con datos concretos, los hosteleros sufrieron en 2022 una subida de sus costes del 5,9% respecto al año anterior, mientras que los precios de venta se alzaron con mucha más fuerza, un 9,3%. En cambio, el segmento de alimentos limitó la subida al 14,6% en 2022, por debajo del alza del 16,6% de sus costes. Es decir, la subida de precios que sufren las familias no ha llegado a compensar del todo los mayores gastos de producción que han asumido estas empresas.
A este cóctel solo le faltaba un fenómeno meteorológico como la sequía, que está encareciendo aún más ciertos alimentos –como el aceite o algunas frutas– por su escasez. «No solo en España, el cambio climático está teniendo efectos perniciosos para la economía de todo el mundo», apunta Corrales.
Esta situación ha provocado que España sea el país de Europa donde más ha aumentado el gasto en la cesta de la compra en el primer trimestre, solo por detrás de Portugal. Según cifras de la consultora NIQ, los españoles vieron aumentar sus tiques de la compra un 11,2% en los tres primeros meses, solo superado por Portugal (14%). Superan a socios europeos como Italia, donde el gasto en la cesta ha subido un 10%; Suecia (7,5%), Alemania (7,4%), o Francia (7%).
La pregunta es: ¿hasta cuándo durará esta situación insostenible? Yel catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, apunta a una dirección:«Si la política fiscal acompañara, es decir, si los Gobiernos dejaran de gastar tanto, la inflación se moderaría más» y con cierta mayor velocidad. Considera que «no es normal» que con las subidas de tipos del 0% al 4,5% en un año, las tasas de precios sigan sobre el 5%. «No es normal que la economía se haya enfriado tan poco», apunta, achacándolo al elevado gasto público.
La situación económica de inflación también se está dejando notar en los hábitos de consumo de los españoles. Más visitas a tiendas para comparar, menos gasto y una apuesta por los productos de marca propia caracterizan la compra de los consumidores en esta etapa de inflación elevada. Porque casi la mitad de los productos que se mete en el carro ya son de marca blanca; o dicho de otra forma, marcas propias de los súper.
En el caso de Dia, ha asentado una nueva estrategia en marca blanca, al igual que otras cadenas como Mercadona o Carrefour han venido haciendo en los últimos años. El resultado del grupo distribuidor son más de 2.000 referencias de la denominada Nueva Calidad Dia, que en su caso ya representa un 54% en la cesta de la compra. Existen ejemplos como 'Dia láctea', denominación para su gama de lácteos; 'Horchata de chufa, enchufa tu Dia';así como 'InmeDiato al plato' se muestra en los productos de comida lista para comer. El grupo Dia ha reforzado sus promociones con una inversión de 150 millones, un 15% más que en 2022.
Las cadenas de supermercados admiten cómo la escalada de la inflación ha cambiado el comportamiento de los usuarios en la venta de marcas propias, sí, pero también en una búsqueda mucho más intensa de precios bajos, al comparar con más incisión que antes entre diversos comercios.
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