España recupera 776.000 empleos en 2021 hasta los 19,8 millones de afiliados

La recuperación del empleo comenzó una vez transcurrido el primer trimestre del año pasado, cuando la entonces tercera ola del coronavirus obligó a recuperar buena parte de las restricciones, aunque una vez superada a las puertas del verano por la vacunación, el empleo desde entonces no ha parado de crecer. A pesar de los vaivenes de los datos del PIB, inferiores a lo estimado inicialmente y desacompasados de los del mercado laboral por ahora, España clausuró su primer año de recuperación de la pandemia con 362.613 cotizantes más de los que tenía antes de que comenzara a expandirse el coronavirus en 2020.

Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estos datos vuelven a reflejar el avance de la recuperación. En las redes, ha indicado que el paro vuelve a bajar y ya encadena 10 meses consecutivos de descensos, «algo que no había sucedido en toda la serie histórica». «Los datos vuelven a reflejar el avance de la recuperación en España. No nos detenemos», apuntó. El Gobierno, indicó, quiere «combatir la precariedad y seguir creando empleo de calidad» en referencia a la nueva legislación laboral pactada con patronal y sindicatos.

Solo en diciembre, la afiliación creció en 70.814 trabajadores respecto al mes anterior, lo que supone la mayor subida en ese periodo. Se acumulan así ocho meses consecutivos de incrementos, que suman un total de 822.802 ocupados más al sistema desde mayo, y se recupera la tendencia de creación de puestos previa a la pandemia, según el departamento dirigido por José Luis Escrivá.

En este último tramo del año se ha dejado notar los efectos de la variante ómicron, sobre todo en los sectores más impactados por las limitaciones en algunas comunidades. La hostelería ha perdido más de 12.000 puestos de trabajo en un mes, en lo que supone la actividad con mayor caída de toda España. Esta sangría ha sido compensada por el impulso del empleo público, con los refuerzos en sanidad, con un crecimiento de 29.000 puestos. Aunque el empleo ya es superior al de antes de la crisis, desde Funcas calculan que faltan por recuperar unos 100.000 puestos en el sector privado.

Aunque se han incorporado ocupados todas las comunidades, destaca el aumento de afiliados en Canarias (un 6,4% más), Baleares (5,5%), y Madrid (5%).

En cualquier caso, la tasa de paro española sigue siendo de las más elevadas de la UE; más aún en el caso de jóvenes y mujeres, los dos colectivos más perjudicados por la crisis. A partir de ahora, el reto pasa por mantener ese dinamismo, aunque Funcas alerta de una «ligera desaceleración» en las últimas semanas. A corto plazo, enero puede verse perjudicado por el ajuste tradicional de empleo en esta época del año, unido a los efectos de las limitaciones y la contención de las propias familias y empresas.

Los datos de afiliación discurren en paralelo a los del paro, pero en sentido inverso. El último mes del año ha terminado con una caída de 76.782 ciudadanos menos inscritos en el SEPE. Se acumulan así diez meses consecutivos de descensos, el periodo más largo de la serie histórica en el que la bajada total es de más de 902.000 personas.

El paro registrado en 2021 ciera en 3,1 millones de personas, sin incluir trabajadores en ERTE. Es la cifra más baja de un mes de diciembre desde 2007 y supone 140.142 menos que al inicio de la pandemia. En el último año 782.000 personas han abandonado las listas de desempleo.

Estos son los últimos registros con la anterior normativa, antes de que se aprobara la reforma laboral. Y siguen reflejando la dinámica habitual de España: el número de contratos registrados en diciembre ha sido de 1,6 millones. De ellos, solo un 10% fueron indefinidos. El resto, más de 1,4 millones, temporales.

Para el sindicato CC OO, los datos del paro son «positivos», aunque esperan que «esas tendencias se modifiquen fruto del acuerdo de la reforma laboral». Por su parte, UGT ha instado a los grupos parlamentarios a poner fin a la temporalidad «injustificada» con la reforma pactada a finales de diciembre.

Los efectos que está teniendo la nueva ola del coronavirus, con la variante ómicron y su destacada transmisibilidad, apenas se están dejando notar en el que se ha convertido en el mejor termómetro para revelar los efectos de la crisis sanitaria: los trabajadores incluidos en elos ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo). Al menos, por ahora.

Los ciudadanos incluidos en esta cobertura extraordinaria por covid-19 eran a finales de diciembre 102.548 personas, lo que supone un descenso de más de 35.000 trabajadores respecto al 31 de octubre, última fecha antes de que entraran en vigor las nuevas modalidades de ERTE por la pandemia. Del total, los trabajadores se distribuyen prácticamente al 50% entre los que están en suspensión parcial (49.685) y total (52.863), según los datos preliminares de la Seguridad Social.

Los 102.548 trabajadores en ERTE-COVID a 31 de diciembre de 2021 suponen un descenso de casi 520.000 trabajadores respecto a los protegidos justo un año antes por los ERTE vinculados al COVID. Respecto al pico de la pandemia, registrado en mayo del año pasado, supone un descenso de más de tres millones de personas.

Sin embargo, los analistas de Funcas señalan que el ritmo de descenso de los trabajadores en ERTE se ha moderado, al mismo tiempo que el de los autónomos con prestaciones se ha incrementado hasta los 108.000 afectados por esta herramienta y cuya prestación se encuentra reconocida para su abono.

El secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo, ha señalado que las políticas «expansivas y generosas» adoptadas durante la crisis con medidas como la de los ERTE han amortiguado su impacto y han tenido «menos efectos de largo plazo sobre el tejido productivo y los trabajadores».