Un pequeño Marruecos en Logroño

Este cambio de paradigma se debe en parte a la acción que desde abril de 1994 viene desarrollando la asociación. «Había una necesidad de que los inmigrantes marroquíes llegados a Logroño tuvieran una representación, alguien que les ayudara en su día a día», relata Mohamed. Un lugar donde poder acudir para solventar dudas administrativas, renovación de documentos...

La información y asesoramiento son dos de los pilares básicos, pero hay muchos más. «Somos una organización que no duda en reivindicar nuestros derechos», avanza. Lo hicieron hace poco, cuando ganaron en los juzgados varias plazas para profesores de religión islámica en la región. «Solo conseguimos aplicar el convenio que España firmó en 1992», señala Mohamed, que reseña el orgullo que siente por vivir en un país tan tolerante como España. «Lo bueno que tiene este país es su diversidad, sus variedad de idiomas, cultura, arquitectura. No debemos perder este valioso patrimonio», exclamó.

Asimismo, y mediante acuerdos con diversas asociaciones, contribuyen a la formación con todo tipo de cursillos. «Desde peluquería y cocina, hasta cursos de construcción y de manipulación de alimentos o de carretillero», explica Mohamed, que llegó a Logroño hace más de 20 años para montar una asociación que «se abriese a la sociedad riojana».

No entienden ni de guetos ni de trincheras. «Uno de nuestros objetivos es que todo el mundo conozca nuestras fiestas, nuestros bailes y comidas». Antes, durante las fiestas de San Mateo, exponían una jaima donde presentaban sus costumbres. Ahora y desde hace cuatro años, lo hacen durante esta semana festiva con una carpa donde se agrupan junto con diferentes asociaciones de inmigrantes. Asimismo y desde el 2010, publican varios números todos los años de una revista en castellano con reportajes y artículos firmados por intelectuales.

Acciones que dan visibilidad a una minoría que ha cambiado. «La inmigración que tenemos ahora son gente que se ha formado en Logroño. Ya no llegan en patera. Vinieron solteros en los 90 para conseguir un trabajo, y ahora han formado una familia», relata Mohamed, que defiende que la inmigración no tiene que ser vista como un prejuicio, sino como una necesidad que requieren las sociedades modernas para alcanzar los retos del futuro.