
La Asociación para el Alzhéimer de Alfaro, 23 años frenando el olvido
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El centro de atención temprana y promoción de la autonomía personal es una referencia en el norte en la atención ante la enfermedadSecciones
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El centro de atención temprana y promoción de la autonomía personal es una referencia en el norte en la atención ante la enfermedadEn aquellos primeros meses de 1997, Arancha Sola recorría las calles de Alfaro con su mochila al hombro para dar estimulación a cuatro vecinos que sentían el acecho del alzhéimer. Veintitrés años después, pasea por los pasillos y salas del centro donde la Asociación para la Demencia del Alzhéimer ofrece a 25 alfareños y usuarios de diversas localidades vecinas servicios desde la atención temprana y precoz al de la autonomía personal.
Entre imaginar el sueño de crear un colectivo que atendiera a los que sufren esta enfermedad implacable y pasear por el anhelo cumplido de contar con un centro de referencia han pasado tres sedes, decenas de usuarios, socios y familias, voluntarios y trabajadores, patrocinadores y colaboradores. Y la ayuda constante de la sociedad alfareña, con mucha pasión, trabajo y entrega.
«Esas primeras familias estaban muy concienciadas, ilusionadas... también perdidas. Encontrar a alguien que te entendiese, que supiese por lo que estás pasando unió mucho y dio la fuerza para seguir adelante con trabajo y tenacidad», recuerda Arancha, que fue el pegamento profesional que dio lugar a la asociación y a sus diversos centros de atención.
La asociación ofrece servicios personalizados y especializados, con horarios flexibles a las necesidades de cada usuario. La atención, según las fases, le permite trabajar en grupos afines en capacidades y estado cognitivos, llegando también a daños como párkinson. En esa atención específica, el culmen para la estimulación es la incorporación de su sala multisensorial. Además, da apoyo a las familias con el taller de terapia de grupo o el servicio de escucha telefónica.
Todo ello, sin perder la pasión. «No descansamos para ayudar a cada uno en lo que podemos, para exprimirles y que sean ellos hasta el último momento que puedan -se emociona Arancha-. Nos alimentan los usuarios, te dan tanto... No se puede imaginar».
El Ayuntamiento les cedió una de las antiguas casitas de los profesores del instituto en el paseo La Florida. Después, una algo más amplia en el antiguo colegio José Elorza. En aquellas salas, la asociación podía dar atención a diez usuarios. El sueño era ampliar su capacidad, tanto física como de servicios, pudiendo llegar a atender las tres fases de la enfermedad. En julio del 2014, el sueño de muchos se hizo realidad en el espacio de 340 metros cuadrados que cedió el Gobierno de La Rioja en los bajos de la promoción de vivienda protegida del IRVI de avenida Navarra.
En este camino, muchas cosas no han cambiado. La educación, conciencia y conocimiento de la enfermedad han derribado barreras y alargado los recuerdos de muchos enfermos. Pero aún queda una vital: desterrar esa frase de 'todavía no está tan mal como para ir al centro de alzhéimer'. «Si notas algo, una duda, cuando sientes que hay un deterioro cognitivo, cuanto antes reciba estimulación, mucho mejor», recomienda Sola, que añade: «Tenemos los servicios y personal para frenar lo más posible la enfermedad».
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