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La breve historia de ChatGPT, que el pasado jueves cumplió su primer año de vida, está llena de idas y venidas. El asistente más conocido de inteligencia artificial (IA) ha alcanzado en solo doce meses más de 180 millones de usuarios de pago en todo ... el mundo y 1.500 millones de visitas mensuales a su web, según datos de Reuters. Una herramienta basada en una tecnología que algunos apuestan por potenciar y otros temen y establecerían más límites ante su incierto futuro.
Esta ha sido la primera gran batalla en su desarrollo, que ha llevado a su fundador, Sam Altman, a protagonizar varias vueltas en el último mes. Fue junto al excéntrico Elon Musk con quien creó allá por 2015 OpenAI, aunque el multimillonario empresario abandonó el proyecto sin que todavía hubiera cogido vuelo.
Otros actores más avispados invirtieron en la plataforma en el momento justo y Microsoft entró en la empresa con el 49% de las acciones a comienzos de 2023 con una inversión de 10.000 millones de euros. Y la pugna de poder entre Microsoft y OpenAI ha comenzado por ver quién se quedaba con Altman. Fue despedido el mes pasado por su propio consejo de administración, pero solo tres días después Microsoft anunciaba su fichaje. Más de media empresa amenazó con seguir sus pasos y finalmente OpenaAI le recuperó pese a pertenecer al bando contrario.
Porque el desarrollo de la inteligencia artificial está generando tantas controversias que ya hay dos bandos: los 'apocalípticos', preocupados por la amenaza que puede llegar a suponer tanto avance sin control; y los 'aceleracionistas', que están entusiasmados con el potencial de la IA y no quieren poner obstáculos en su desarrollo, entre los que se encuentra Altman. Y con su regreso a la dirección de OpenAI, el desarrollo de la IA seguirá hacia delante pese a las amenazas que pueda conllevar.
Y eso que las cifras de ChatGPT ya no son las que eran. Alcanzaron los 100 millones de usuarios de pago en los primeros tres meses de lanzamiento, pero después su potencial se ha ido estabilizando. De hecho, el pasado mes de junio la base de usuarios bajó por primera vez y se frenó su meteórico crecimiento. Y no solo el número de visitas, sino que el tiempo que se pasa en el asistente conversacional también ha caído un 8,5% desde el mes de mayo.
Un informe de Semianalisis estima que los costes de mantener operativo ChatGPT llegan a los 700.000 dólares diarios, lo que hace necesario una base de usuarios muy sólida. Microsoft invirtió nada menos que 10.000 millones en OpenAI, lo que da cierto margen al proyecto. Y ya son millones los profesionales que están usando ya la inteligencia artificial generativa (o conversacional) en el día a día de su organización.
Es evidente que ChatGPT sigue siendo la inteligencia conversacional por excelencia, sobre todo para las empresas. En palabras de Alberto Granados, presidente de Microsoft España, el mayor éxito de estos asistentes son las posibilidades a nivel profesional que ofrece. A su juicio, la inteligencia artificial generativa será «el copiloto» de todo profesional. «La IA no va a sustituir a nadie, sino que logrará ahorrar mucho tiempo a los profesionales en sus empleos y optimizará los flujos de trabajo de las empresas», aseguró Granados durante su intervención en el foro de la Economía Digital organizado por Ametic, la patronal de la industria digital.
Durante su discurso, resaltó el impacto que está teniendo la IA en áreas de servicio al cliente o de ventas, además de los de desarrollo. En cifras, desde Microsoft calculan que una quinta parte de todas las ventas de las empresas podrán ser automatizadas por IA generativa en solo dos años. En despachos de abogados, el sistema DocuSign (basado en inteligencia artificial) permite hacerle preguntas a los contratos, y para desarrolladores, GitHub Copilot está permitiendo que el 96% de los profesionales programen más rápido.
Las energéticas son uno de los sectores donde más se ha integrado la inteligencia artificial generativa en los procesos diarios. Una ola de transformación digital que supondrá un «cambio de paradigma» en la productividad de las empresas, tal y como señaló el 'chief digital officer' de Repsol, Juan José Casado, durante el evento de Ametic. Para ponerse al día, en su empresa han creado un centro de competencias de IA con el objetivo de «desaprender la forma en la que trabajábamos hasta ahora». Este centro está formado actualmente por 50 empleados de todos los perfiles profesionales cuyo objetivo es valorar el impacto de esta tecnología en la compañía y ayudarles en la transición energética, sacando el máximo partido a este sistema pero desde un punto de vista «responsable, ético y seguro», resaltó Casado.
Una tecnología que está impactando tanto en la sociedad y las empresas debe ser regulada a nivel legislativo, aunque los expertos coinciden en que no es fácil. «No se puede extrapolar el despegue tan desorbitado que ha tenido la inteligencia artificial generativa en unos meses con lo que tardará el proceso legal para regularla», señalan fuentes del sector.
El objetivo principal de la UE en esta materia es lograr una normativa que equilibre de forma adecuada la innovación y los derechos de los ciudadanos. Desde el Gobierno destacan el entorno de pruebas ('sandbox') de proyectos de IA que están desarrollando y la futura Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, al tiempo que inciden en la importancia de formar a la ciudadanía en estas tecnologías.
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