Unicaja Banco acuerda la salida de su CEO, Manuel Menéndez

Tras la fusión, Menéndez, procedente de Liberbank, se incorporó a Unicaja como número dos, sólo por detrás del presidente Azuaga. Sus negociaciones con Medel, al margen del consejo de administración del banco, levantaron pronto las sospechas sobre un posible acuerdo entre ambos con el objetivo de conceder más poder del pactado al bloque asturiano en detrimento de la antigua Unicaja. La situación abrió una crisis reputacional y de gobernanza sin precedentes en la Fundación Unicaja, principal accionista del banco y de la que Medel era presidente. La intervención de los supervisores financieros y del Ministerio de Asuntos Económicos resultó determinante para que Medel anunciara su dimisión.

El ministerio que lleva la vicepresidenta Nadia Calviño, de la que depende el protectorado de las fundaciones bancarias, mostró «serias dudas» sobre «la honorabilidad comercial y profesional» de Medel y sobre su gestión de la participación de la Fundación en Unicaja Banco, además de solicitar un informe externo e independiente sobre su idoneidad. También cuestionaron el papel de Medel y su alianza con Menéndez políticos como el alcalde, Francisco de la Torre, y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, que llegó a denunciar «el vaciado de contenido» de la sede de Unicaja Banco en Málaga por el traslado de servicios esenciales a otras provincias como Oviedo y Madrid.

La salida de Medel y el nombramiento de José Manuel Domínguez como nuevo presidente de la Fundación Unicaja propiciaron la renovación de esta institución, que abandonó los personalismos, aprobó un plan estratégico para potenciar la obra social y los objetivos de desarrollo sostenible y cambió el Patronato con la entrada de perfiles más profesionales. Estos cambios coincidieron con la sustitución de los consejeros dominicales afines a Medel, representantes de la Fundación en el consejo de administración del banco.

Esta renovación debilitó el poder de Menéndez, que durante meses y bajo la complicidad de Medel tuvo más apoyos de los acordados en la fusión. Ya con el canje (casi el 60 por ciento para la antigua Unicaja y el 40 por ciento restante para Liberbank) restablecido, y con la revaluación en el horizonte más próximo, Unicaja ha acordado con Menéndez su salida para evitar el auge de las hostilidades.

En minoría después de que por fin se aplicase el acuerdo de fusión, Menéndez apenas ha opuesto resistencia a un final que era un secreto a voces en las últimas semanas. No se irá, ni mucho menos, con una mano delante y otra detrás: la indemnización que le corresponde superará el millón de euros. Ahora el banco tendrá que buscar su relevo en las próximas semanas, además de organizar la cesión de Azuaga en sus funciones ejecutivas, como está firmado. Toda esta renovación mantiene a Unicaja bajo la lupa de supervisores como el Banco de España y el Banco Central Europeo, que siguen con interés cada paso que se da en la quinta entidad bancaria más importante del país.