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Repsol espera que la nueva Comisión Europea, cuya estructura está a punto de ser refrendada, siga la guía del 'informe Draghi' sobre las necesidades de mejorar la competitividad y la fortaleza económica de la UE para avanzar en el despliegue de los biocombustibles, una de ... las fuentes de energía por las que la compañía española seguirá apostando en los próximos años, con una inversión prevista de 500 millones de euros.
El mandato que va a tener la renovada presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, es que hay que aplicar el extenso informe económico elaborado recientemente por quien fue presidente del Banco Central Europeo (BCE) y también máximo responsable de la Comisión, establece acciones clave para reducir los costos de energía, acelerar la descarbonización y garantizar la sostenibilidad del suministro energético, sin descartar ninguna fuente de energía. Es decir, con «neutralidad tecnológica», una de las banderas que ha enharbolado el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, desde hace varios años.
Aprovechando esta nueva era de Bruselas, Repsol quiere impulsar su apuesta por los combustibles 100% renovables, una modalidad de producto que, por ejemplo, tiene en su planta de Cartagena (Murcia) uno de los epicentros de producción para toda España, y clave en su estrategia de la descarbonización de la corporación energética.
Esta planta, la primera de la Península Ibérica dedicada en exclusiva a la producción biocombustibles a gran escala y puesta en marcha en abril de este año, ha supuesto ya la ejecución de la mitad de los 500 millones de euros previstos en inversiones, con 250 millones de euros, lo que ha generado, a la vez, 1.000 puestos de trabajo en sus diferentes fases.
Además, Repsol prevé la puesta en marcha de una segunda planta de combustibles renovables en 2026 en Puertollano (Ciudad Real), donde invertirá 120 millones de euros para reconvertir una de las unidades de la factoría, con el objetivo de replicar este modelo en un tercer centro industrial en España antes de 2030. Por su parte, en Bilbao, construirá, con Saudí Aramco como aliado, la primera planta de demostración industrial de combustibles sintéticos de la Península.
Estos 500 millones de euros de inversión corresponden así a los proyectos ya aprobados por la empresa, pero Repsol tiene «muchos más en cartera en estudio», según indicó la directora de Combustibles Renovables del grupo, Berta Cabello, en un encuentro con la prensa. La firma aspira a producir entre 1,5 y 1,7 millones de toneladas en 2027 y entre 2,4-2,7 millones de toneladas anuales en 2030 en la Península Ibérica y en Estados Unidos, incluyendo hidrógeno renovable y biometano.
Para ello, el grupo cuenta con una cartera de proyectos en España en los que trabaja, aunque no tomará una decisión final de inversión hasta contar con las garantías necesarias respecto a la evolución del marco regulatorio y fiscal en el país, entre ellos la prolongación o no del impuesto extraordinaria a energéticas y banca que se adoptó para hacer frente a la crisis por la guerra de Ucrania.
De esta manera, el plan estratégico de Repsol para el periodo 2024-2027) contempla inversiones de hasta 6.800 millones de euros en los negocios industriales de la compañía, condicionados a esa evolución del marco regulatorio y fiscal en España, de los cuales un 44% están destinados exclusivamente a proyectos bajos en carbono como combustibles renovables, biometano, hidrógeno renovable y gasificación de residuos, entre otros.
Los biocombustibles son un producto fabricado a partir de los residuos orgánicos, como aceites de cocina usados, restos de poda o residuos agrícolas y ganaderos, así como de la industria agroalimentaria, fomentando la economía circular, los combustibles renovables son una de las grandes apuestas de la compañía para la descarbonización del transporte, como alternativa o complemento a la electrificación y, en un futuro, al hidrógeno renovable.
Actualmente la planta de Cartagena -con una capacidad para producir 250.000 toneladas anuales de estos combustible- se surte de residuos orgánicos procedentes del mercado nacional y solamente se acudiría a otros mercados, como el asiático, si no existiera suficiente.
El objetivo de Repsol es consolidar el papel de este diésel renovable y combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) en sectores donde la vía de la electrificación es menos viable, como la aviación, marítimo o transporte pesado (autobuses o camiones), pero también en los automóviles, aprovechando su amplia red de infraestructuras de repostaje.
Repsol ya comercializa combustible diésel 100% renovable en más de 500 de sus estaciones de servicio en la Península Ibérica, con el objetivo de alcanzar las 600 a finales de 2024 y las 1.500 en 2025.
El precio de este producto se sitúa al mismo nivel que el 'premium' (aquellos de alta gama con tecnología específica para los motores más exigentes) y, con los descuentos para el consumidor a través de la aplicación de pago de Repsol, Waylet, cerca de los convencionales.
De hecho, las ventas en lo que va de año de estos combustibles renovables -que no hacen necesaria ninguna modificación en el motor de los vehículos actuales para su uso- superan para Repsol ya los 30 millones de litros, estando así en unos niveles muy cercanos al 'premium'.
Además, ha cerrado acuerdos para su suministro con empresas líderes de diferentes sectores de la movilidad como Scania, XPO, Serveto, Alsa o Avanza, entre otros; en el transporte aéreo para impulsar el SAF con Iberia, Ryanair, Vueling, Air Europa o Volotea; y en el marítimo con Royal Caribbean o Trasmapi.
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