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Repsol ha anunciado el inicio de su actividad de producción de combustible renovable «a gran escala» en su planta de Cartagena, en lo que considera como «un hito en la descarbonización del transporte en la Península Ibérica. En esas instalaciones, la compañía, cuyo consejero delegado ... es Josu Jon Imaz, ha invertido 250 millones de euros y tiene una capacidad de producción de 250.000 toneladas al año de diésel renovable y combustibles sostenibles de aviación, que se pueden usar en cualquier medio de transporte de combustión.
El anuncio ha llegado el mismo día en el que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha reconocido su molestia con la «dureza» con la que Repsol «trata a la política verde europea o las decisiones de política industrial y de política económica del Gobierno». Las fricciones del Ejecutivo con la energética vienen de lejos, desde que a finales del año pasado PSOE y Sumar anunciaran en su acuerdo de legislatura la prórroga del impuesto extraordinario a las energéticas. Ya entonces, Ribera acusó a Imaz de «negacionismo y retardismo» por sus políticas en una polémica a la que el CEO de Repsol respondió recriminándole si «quiere que cerremos las refinerías con sus 28.000 trabajadores».
Estas discrepancias públicas se han visto agravadas en las últimas semanas después de que Iberdrola presentara el pasado 21 de febrero una demanda contra Repsol a quien acusa de «competencia desleal». Básicamente por vestirse de 'verde' y alinearse con la transición energética cuando, según la eléctrica que preside Ignacio Galán, es justo lo contrario.
Imaz siempre ha apostado por la «neutralidad» tecnológica para avanzar en la descarbonización y en los objetivos de sostenibilidad con iniciativas como el combustible renovable, un producto que Repsol produce a partir de residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado o residuos agroalimentarios, dando una segunda vida a este tipo de materiales. «Es una solución rápida, y eficiente en coste para la descarbonización de todos los sectores del transporte», apuntan en la compañía.
La producción de combustibles 100% renovables de Cartagena permitirá evitar la emisión de 900.000 toneladas de CO2 anuales, al suponer una reducción del 90% de las emisiones netas de CO2 en comparación con el combustible de origen mineral que sustituye, por la menor intensidad de carbono del combustible renovable.
El director general de Transformación Industrial y Economía Circular de Repsol, Juan Abascal, ha resaltado el hito que supone para la compañía comenzar la producción a escala industrial de combustibles 100% renovables: «Con esta primera planta de la Península Ibérica damos un paso más en nuestra transformación hacia la descarbonización, con un proyecto tecnológico de vanguardia».
En el abastecimiento a la nueva planta de Cartagena se procesarán 300.000 toneladas anuales de residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado, entre otros, priorizando el origen nacional y europeo. Repsol está certificada bajo el Esquema Voluntario de Sostenibilidad ISCC-EU y el Sistema Nacional de Verificación de la Sostenibilidad de España, asegurando la trazabilidad y la producción de biocombustibles sostenibles conforme a los estándares de la Directiva de Energías Renovables (RED).
Para asegurar la creciente demanda de materias primas con menor intensidad de carbono para producir combustibles renovables Repsol ha firmado un acuerdo estratégico con Bunge por el que adquiere el 40% de tres instalaciones industriales operadas por Bunge Ibérica dedicadas a la producción de aceites y biocombustibles en Bilbao, Barcelona y Cartagena, cercanas a complejos industriales de Repsol. Mediante esta alianza, Repsol incrementa su acceso a una amplia cartera de materias primas de baja intensidad de carbono para producir combustibles renovables.
Repsol tiene alianzas para el suministro de combustibles renovables con compañías líderes en el sector del transporte pesado por carretera en España y Portugal, como Scania, Grupo Sesé, XPO, Serveto, Havi, Joanca, Carreras, Rhenus y Luis Simoes, que cuentan con clientes finales como Coca Cola, Freixenet y Seat; con empresas del sector del transporte de pasajeros en España, como Alsa y Avanza; y con navieras como Royal Caribbean. Para impulsar el uso de combustible sostenible de aviación, Repsol ha firmado importantes acuerdos con compañías aéreas, como Iberia, Ryanair, Vueling o Air Europa para vuelos comerciales. La Patrulla Águila demostró la eficacia de este tipo de combustibles en el desfile de la Hispanidad de octubre de 2022.
El despliegue de este tipo de combustibles también ha llegado a las estaciones de servicio de la compañía en la Península Ibérica. En la actualidad, Repsol suministra combustible 100% renovable en más de 140 ubicaciones en las principales ciudades y corredores de transporte de España y Portugal. El objetivo de la compañía es llegar a 600 a finales de este año y a 1.900 en 2027.
A la nueva planta de Cartagena, cuya producción de combustibles renovables representa un 5% de su producción total de diésel o un 17% de su producción de queroseno, se sumará en 2025 una segunda en Puertollano. Tras una inversión de 120 millones de euros, se reconvertirá una de las unidades del complejo industrial que producirá 240.000 toneladas de combustibles renovables. Repsol también prevé replicar este modelo en un tercer centro industrial en España antes del año 2030. La compañía también apuesta por los combustibles sintéticos o e-fuels, que se producen a partir de hidrógeno renovable y CO2.
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