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Enfrentamiento entre Elon Musk y Sam Altman. Crearon OpenAI con el objetivo de garantizar que la Inteligencia Artificial (IA) beneficiara a tu la humanidad y ahora, casi cinco años después de abandonar la 'startup', el multimillonario y dueño de X ha demandado en San ... Francisco a la empresa que el mismo creó y a su actual director ejecutivo, su antiguo socio, por vulnerar el acuerdo fundacional de la empresa al anteponer la generación de beneficios a crear una IA que «beneficie a la humanidad».
Musk, que desembolsó para su desarrollo 50 millones de dólares, dejó lo que crearon como una organización sin ánimo de lucro en 2018 y tan solo dos años después Microsoft se convirtió en el inversor principal de la compañía. Esa unión entre la empresa y el gigante tecnológico es lo que, según el magnate, ha desviado a la 'startup', responsable de ChatGPT -en la actualidad con 200 millones de usuarios- de su objetivo inicial. Así, según la demanda presentada por Musk, Microsoft, Altman y el presidente de OpenAI, Greg Brockman, realizaron cambios sustanciales en el consejo de la 'startup', expulsando a la mayoría de miembros que había sido responsable de hacer cumplir el objetivo marcado en su creación.
«El señor Altman eligió a dedo un nuevo consejo que carece de conocimientos técnicos similares o de cualquier experiencia sustancial en la gobernanza de la IA, que el anterior consejo sí tenía por cómo estaba configurado», indica el documento, que sostiene que los nuevos integrantes del órgano rector poseen perfiles afines al mundo empresarial o la política.
A pesar de todo, su objetivo no ha cambiado, o así lo recoge la página web de OpenAI. «OpenAI es una empresa de investigación e implementación de IA. Nuestra misión es garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad», explica la web. Una misión que para Musk, que reconoció ser un «gigantesco idiota» por haber abandonado la compañía tras su éxito, se ha tergiversado tras la inversión de 13.000 millones de dólares hecha por Microsoft . «OpenAI se ha transformado realmente en una filial de facto y de código cerrado de la mayor empresa tecnológica del mundo: Microsoft», según argumenta en la demanda.
Entre la ruptura de contrato, del deber fiduciario y las prácticas comerciales injustas que alega Musk se encuentra la creación de GPT-4, el motor que da forma a ChatGPT y cuyo diseño se ha mantenido oculto, en oposición al espíritu inicial de OpenAI. «Este secretismo se fundamenta en consideraciones netamente comerciales, no de seguridad», reza la demanda.
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