El consejo de la inmobiliaria Merlin y la dirección ejecutiva evidencian su división

Según una nota difundida por la tarde por el equipo directivo y refrendada por sus 185 empleados, la compañía «no se merece comportamientos abusivos y feudales por parte de minoritarios», que pretenderían ejercer el control mayoritario de la firma «hurtando al resto de accionistas su participación en la toma de decisiones y ahorrándose de esta forma el pago de la prima correspondiente». Según fuentes consultadas, el Banco Santander, que controla el 22% de Merlin, tenía intención de sustituir a Clemente.

En el comunicado, encabezado por el director general corporativo, Miguel Oñate, se expresaba «alto y claro» el «apoyo incondicional» de los firmantes «a los fundadores de la compañía, Ismael Clemente, y Miguel Ollero, quienes junto a David Brush y algunos otros ejecutivos hicieron realidad este proyecto desde la nada en 2014». Y añadían que «si algún accionista desea controlar Merlin habrá de formular la correspondiente oferta pública y pagar el valor justo de mercado».

En esta tesitura, la reunión posterior del consejo de administración -donde el Santander cuenta con tres de los 13 asientos, además de haber designado al presidente, Javier García Carranza- se prometía tensa. Y lo fue durante las más de tres horas que se alargó. Al final hubo una cierta paz, al menos de puertas afuera, y se quiso apelar a la «unidad».

En un comunicado enviado a la CNMV, el consejo habla de «respeto mutuo» en la empresa, aunque reconoce la existencia de cierta problemática interna -que no detalla- cuando afirma que ha decidido «poner en marcha mecanismos precisos y medidas concretas para alcanzar una gestión acorde con la mejor gobernanza de la sociedad». Y añade que lo hacen «en interés de Merlin y de todos sus accionistas».

No obstante, trata de buscar un culpable externo en la prensa al «rechazar el contenido de algunas noticias» y, «en particular», algunas «descalificaciones contra accionistas y consejeros». Todo ello se producía después de que la cotización de Merlin cayese este lunes un 6,3%, por debajo de los nueve euros por acción en su mayor pérdida desde mayo de 2020.