Indra alcanza un principio de acuerdo para entrar en ITP a a falta de un pacto industrial

Bain adquirió la totalidad de las acciones de ITP el pasado mes de septiembre, tras una dilatada negociación con la firma británica Rolls Royce. Pagó por ellas 1.600 millones de euros y a cambio de que el Gobierno español autorizase la operación accedió a dar entrada a socios nacionales, con el objetivo de garantizar que habrá un núcleo estable y 'de confianza' en el futuro al frente de la empresa aeronáutica. Hubo un primer plazo hasta el 31 de diciembre, que fue aprovechado por el Gobierno vasco para adquirir el 6% y también por la gestora de fondos JB Capital, aunque en este caos no se ha desvelado el detalle de su participación.

El interés del Gobierno de que Indra -sociedad cotizada de la que posee el 28%- también participase en la compañía vasca permitió abrir un segundo plazo, que ha vencido hoy. Para este nuevo plazo, sin embargo, Bain puso como condición negociar unas condiciones económicas distintas, sobre la base de que el negocio de ITP ha remontado y la firma valdría hoy mucho más que el pasado mes de septiembre.

Fuentes consultadas por EL CORREO aseguran que el acuerdo sobre el precio se alcanzó días atrás, también sobre la representación que tendrá Indra en el consejo de administración de ITP, pero matizan que aún quedan «flecos por concretar». No ha trascendido la participación que pasaría a manos de Indra si se cierra la operación, ya que inicialmente se había especulado con que sería del 15%, si bien en los últimos días se había rebajado hasta el 10%. Tampoco ha trascendido el precio pactado, aunque sí confirman que será sustancialmente superior al abonado por Bain a Rolls Royce en septiembre.

Las mismas fuentes aseguran que el consejo de administración de Indra ha dado su visto bueno a la operación este viernes, aunque con la condición de que se alcance el acuerdo industrial, ya que Indra e ITP participan en programas comunes, como es el caso del FCAS. Es el proyecto de nuevo avión de combate europeo y de sistemas de defensa impulsado por los gobiernos de Francia, Alemania y España, que en el caso de la aeronave debe sustituir al actual Eurofighter. Un programa también militar que fue el que permitió el nacimiento de ITP, de la mano de la ingeniería Sener y del Gobierno español, a finales de los años ochenta.