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El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. EFE
Imaz, en versión Imaz

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Análisis ·

No hay duda de que la transición energética es un objetivo a conseguir. La duda aparece cuando cuantificamos el cuánto nos va a costar y cómo repartimos los esfuerzos

Ignacio Marco-Gardoqui

Domingo, 28 de mayo 2023, 00:09

En la junta general de Repsol, Josu Jon Imaz, su consejero delegado, fue interpelado por un representante de Greenpeace que mezcló ética y energía. La respuesta que obtuvo fue fulminante, pues le puso enfrente de la cruda realidad. Lo que no es ético para el ... consejero delegado y no es razonable para cualquier observador es esa mezcla de autolesión, papanatismo industrial y dogmatismo energético sobre la que hemos basado la prohibición de explorar y, por supuesto, explotar yacimientos de gas en España. Mientras que no tenemos ningún inconveniente en llenar los depósitos y las tuberías con un gas extraído del subsuelo americano, que se transporta después en barcos que cruzan el Océano Atlántico y se quema al final en las industrias locales. Todo ello con un saldo muy superior de emisiones de CO2. Claro que se puede pensar que lo emitido en los EE UU no es de nuestro interés, pero eso no es propio de ningún internacionalista de izquierdas, ni de cualquiera que se preocupe por las cosas reales. Imaz recordó lo expresado con anterioridad por su presidente y puso sobre la mesa los problemas que el representante de Greenpeace debería solucionar, si de verdad desea realizar una aproximación ética a la situación.

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