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Las tres grandes compañías eléctricas en España (Iberdrola, Naturgy y Endesa) han cerrado 2023 con un beneficio neto conjunto de 7.500 millones de euros, lo que supone un descenso del 11,7% con respecto al conseguido en el año anterior, marcado por el inicio ... de la guerra de Ucrania y la crisis energética de precios, cuando ganaron algo más de 8.530 millones. A lo largo del último año, el resultado ha disminuido básicamente por el descenso del beneficio de Endesa, en un contexto de caída de los precios de la luz y el gas, que se han ido calmando a medida que han transcurrido los meses.
La compañía que más beneficios ha registrado ha sido Iberdrola, con unas ganancias netas de 4.803 millones de euros. Se trata de una cifra récord que supone mejorar en un 10,8% el beneficio neto obtenido en 2022. Por su parte, Naturgy obtuvo un beneficio neto de 1.986 millones de euros en, lo que representa un incremento del 20,4% con respecto a las ganancias de 1.649 millones del año anterior. Y Endesa es la única de las tres corporaciones que ha visto reducirse sus resultados en un 70% hasta los 742 millones de euros por varios factores «extraordinarios».
El año 2023 ha venido marcado por la «normalización» del mercado energético, según han apuntado los ejecutivos de las tres compañías. De hecho, esa situación ha provocado que el precio de la luz se haya situado este mes de febrero en los 42 euros por megavatio/hora (MWh), lo que ha activado la subida del IVA de las facturas al 21% a partir del 1 de marzo. En 2023, el precio medio del 'pool' eléctrico ha caído hasta los 87 euros/MWh, frente a los más de 200 euros/MWh que se llegaron a marcar en el verano de 2022. También se ha visto influido por el desplome de la cotización del gas natural, que ha ido descendiendo desde los más de 300 euros/MWh de la punta de hace dos años hasta el nivel actual inferior a los 25 euros/MWh.
Sin embargo, el último año también se ha visto impactado por la enorme regulación que ha ido afectando al sector energético en España, con novedades legislativas como la nueva tarifa regulada (PVPC), el tope al gas, el bono social o la remuneración a las renovables que se aplicará hasta 2030, entre otros muchos aspectos.
El talón de Aquiles de toda esa regulación sigue siendo el gravamen extraordinario que el Gobierno puso en marcha en 2022, que mantuvo en vigor el año pasado y que pretende extender a partir de este ejercicio, aunque con cambios en sus condiciones. Entre Iberdrola, Naturgy y Endesa pagaron unos 700 millones de euros por este tributo en su primer año de vida. Naturgy ha sido la más perjudicada, al agonar 300 millones, seguida de Endesa (unos 200 millones) e Iberdrola (200 millones).
La idea del Ministerio de Transición Ecológica pasa por «acomodar» este tributo al nuevo contexto de precios energéticos mucho más normalizados de los que había cuando esta figura fiscal se puso en marcha. El nuevo impuesto se verá minimizado a cambio de que las compañías realicen inversiones sostenibles y verdes, para fomentar precisamente la transición energética. Aunque Hacienda aún trabaja en su nuevo diseño, del que nada se conoce por ahora.
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