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José María Camarero
Viernes, 7 de abril 2017, 20:57
Las dos compañías propietarias de la central nuclear de Garoña (Burgos), Iberdrola y Endesa, ya tienen marcada en su agenda una fecha que puede resultar clave para determinar el futuro de la planta. Definitivamente será el próximo 26 de abril cuando se reúna el consejo ... de administración de Nuclenor, participado al 50% por cada eléctrica, para analizar la posible petición de desistimiento de actividad ante lo que la sociedad considera una situación económica inviable.
La fijación de la fecha de la reunión del órgano de dirección de Nuclenor llega una semana después de que la empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán instará por burofax a la capitaneada por Borja Prado a convocar ese consejo, así como una posterior junta extraordinaria para analizar cómo gestionar el destino de Garoña. Su petición indicaba en principio una fecha, el pasado 6 de abril, pero Endesa ya advirtió de que previsiblemente sería más adelante, antes de que finalizara el mes.
Un día después de esa misiva, Galán justificó ante sus accionistas el cese de dicha planta «no porque tenga nada contra nada», en referencia a la energía nuclear, «sino porque económicamente no es viable». El presidente de Iberdrola explicó que Nuclenor «lleva varios años en pérdidas muy cuantiosas» e indicó que la actividad de la central se encuentra paralizada desde hace casi cuatro años.
Las primeras palabras públicas de Galán sobre este asunto llegaban casi dos meses después de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) autorizara la reapertura de Garoña; eso sí, siempre que Nuclenor asumiera unas inversiones de 203 millones para garantizar su seguridad. La pelota se encuentra ahora en manos del Gobierno, que dispone de seis meses (que cuentan desde febrero pasado) para decidir si autoriza la prolongación de su vida útil o no.
Junta de Endesa
El acuerdo para tomar alguna decisión sobre Garoña por parte de Iberdrola y Endesa provocará que el Consejo de Nuclenor se reúna pocas horas después de que Endesa culmine la junta general de accionistas, prevista para esa misma jornada. De hecho, Borja Prado podría adelantar allí su postura sobre la central burgalesa. Hace un año negó que existieran compromisos políticos para tomar una decisión y apuntó que ésta se adoptaría "desde el punto de vista técnico y financiero".
Iberdrola, por su parte, cuenta con otras cinco centrales nucleares en España: Almaraz cuyo plazo de vida útil concluye en 2020 y antes habrá de adoptarse una decisión sobre su futuro, Vandellós, Ascó II, Cofrentes y Trillo, tanto en régimen de propiedad única o compartida. Y, según Sánchez Galán, «su situación no es muy diferente con respecto a Garoña». «Nuestro negocio nuclear se encuentra en pérdidas, no porque la compañía lo haga mal, sino porque se han ido imponiendo impuestos y obligaciones económicas que se llevan un 50% de los ingresos que generan», explicó. Por eso, lanzó un claro aviso a futuro: «Los accionistas no nos aprobarían continuar con unas centrales en pérdidas».
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