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José Antonio Bravo
Miércoles, 3 de agosto 2016, 20:11
El panorama bursátil del grupo OHL ya tornó meses atrás de temporal en huracán, pero es que este miércoles entró directamente en el grado de tornado. La constructora de Juan Miguel Villar Mir, que hace poco más de un mes cedió el testigo a su ... hijo Juan Villar-Mir de Fuentes, se desplomó un 24% en una sola jornada, la mayor caída de su historia que le deja con un valor de solo 630 millones de euros, 400 menos de la ampliación de capital que hizo en otoño del año pasado.
El desencadenante para que entrara prácticamente en barrena sobre el parquet fue la decisión de la agencia de calificación Moodys de rebajar un escalón su nota, tanto la corporativa como la de su deuda senior no asegurada, desde el grado de B2 al B3. Entra así en el nivel de lo que se considera bono basura, es decir, aquellos títulos de los que se aconseja a los inversores huir.
El principal motivo esgrimido por la firma de rating para ese castigo han sido los, a su juicio, malos resultados del primer semestre. De ellos destaca, en el plano negativo, tanto el nuevo descenso en los márgenes de su negocio de construcción por los problemas surgidos en varios proyectos internacionales donde participa, el retraso de nuevos contratos y una excesiva exposición en EE UU, un mercado donde la rentabilidad es más estrecha como la fuerte caída de su beneficio un 94,3% menos hasta quedar en solo tres millones y, además, la previsible reducción de sus ingresos en los próximos meses por el recorte en un 12,3% de su cartera de encargos a corto plazo.
De hecho, Moodys ha dejado la puerta abierta a sucesivas rebajas de una calificación ya de por sí bastante negativa. Y_lo hace porque, además de lo anterior, no ve «sostenible» el ratio entre la deuda bruta del grupo con recurso a la matriz (1.430 millones de euros) y su beneficio bruto de explotación también con recurso (103 millones).
Tales dudas sembraron cierto pánico en los inversores respecto a OHL, puesto que llovía sobre mojado al arrastrar caídas de dos dígitos desde la semana pasada. De hecho, en cinco días sus títulos se han depreciado un 42,3% y apenas valen 2,1 euros, muy lejos de los 27,3 euros que costaban en agosto de 2014 o los 14,9 de hace solo un año. No en vano se trata de su precio más bajo en 13 años, desde 2003
Los fondos se mueven
En lo que va de 2016, el grupo se ha depreciado casi un 60%. Si nos remontamos a agosto de 2015, la caída roza el 86% (541 millones se ha dejado en el parquet desde entonces) y si retrocedemos el reloj dos años la merma de capitalización llega al 92%. Y en este mar más que revuelto mientras algunos fondos de inversión (Blackrock, Oxford, ...) hacen caja apostando en corto, otros (Tyrus) demandan a OHL que va a revisar su plan estratégico a 2020 que les compense las pérdidas debido a los pactos de cobertura que tenían suscritos.
La salida forzosa del Ibex en junio pasado, al ser expulsada temporalmente por los gestores del índice selectivo debido a su baja capitalización, tampoco ha ayudado precisamente a mejorar el panorama de la empresa en el mercado. Fuera de ese escaparate OHL pierde mucho tirón entre los inversores, por lo que ha tenido que vender parte de sus participaciones en la concesionaria Abertis y la inmobiliaria Colonial para hacer caja.
Su último intento por levantar cabeza, aunque por ahora tan decepcionante como los anteriores, fue lanzar el martes un programa de recompra de acciones para tratar de hacerse con el 3% de su capital, lo que le supondría un desembolso total de 45 millones.
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