El presidente que internacionalizó Telefónica

Ha permanecido casi 16 años en el cargo, aunque hace dos años ya designó a José María Álvarez Pallete como consejero delegado en un gesto que anticipaba, tarde o temprano, su salida. No tenía prisa porque, aseguran sus círculos más cercanos, su situación personal -no tiene hijos y su mujer falleció hace varios años- no le obligaba a estar centrado en otro asunto que no fuera la operadora de telecomunicaciones.

Antes de llegar a Telefónica, este licenciado en Derecho y máster en Administración de Negocios por la Universidad de Columbia (EE UU) había trabajado como responsable de varios negocios en Banco Urquijo, donde llegó a ser el responsable del área del mercado de capitales de la entidad. Encargado de la preparación de ejecutivos ligados a la Bolsa, fundó su propia empresa de valores y en 1991 se convirtió en el presidente de la Asociación Española del Mercado de Valores, la patronal del parqué.

Con la llegada del PP al poder, en 1996, José María Aznar le designa presidente de la que hasta entonces era todavía una empresa pública, Tabacalera, que Alierta privatizó y fusión con su homóloga francesa para fundar Altadis. La compañía tabacalera le hizo sombra durante varios años en una causa judicial que le perjudicó hasta 2009 cuando la Audiencia Provincial de Madrid -en una sala presidida por la actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena- consideró probado el 'uso de información privilegiada' en la adquisición de acciones de la compañía, aunque el delito ya había prescrito.

Como empresario llevó a Telefónica a los mejores años de su historia, en los que consiguió un beneficio récord superior a los 10.000 millones de euros en 2010. Consolidó la presencia de la compañía en España, donde es el primer operador, y la ha implantado en Brasil y Alemania, sus otros dos grandes focos de referencia. En Reino Unido, aún se encuentra pendiente de la venta de su filial 02.

En esta trayectoria ligada a la 'teleco', César Alierta también ha forjado su figura como uno de los 'hombres del Ibex-35', al presidir el Consejo Empresarial de la Competitividad, una organización en la que se encuentran integrados los grandes empresarios de las cotizadas y otras empresas españolas. Desde ahí, la influencia que ha ejercido en poderes económicos, políticos o sociales queda ahora a la espera de lo que pueda hacer su sustituto.