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José María Camarero
Sábado, 17 de octubre 2015, 08:04
Toda Alemania se encuentra pendiente de las consecuencias que se puedan derivar del fraude de los motores diésel que está afectando al fabricante automovilístico Volkswagen desde hace un mes. La manipulación del sistema de emisión del óxido de nitrógeno (Nox) representa mucho más que un problema particular de una compañía germana. Supone un shock para un país cuyo desarrollo ha estado basado en la excelencia y la calidad; para un sector, el de la automoción, del que dependen miles de puestos de trabajo; y de todo el entramado empresarial alemán, pendiente de los efectos colaterales que esta crisis puede suponer ante la buena imagen de responsabilidad corporativa germana.
En el mercado automovilístico, más allá de las cifras de ventas las matriculaciones de Volkswagen han caído 4,7% hasta septiembre-, preocupa lo que ocurrirá si la crisis se prolonga. "Apostamos por la industria del diésel, seguirá siendo el futuro", apuntan fuentes cercanas a otros fabricantes alemanes. Pero reconocen "el daño" que puede provocar a la imagen de otras marcas, como Mercedes o BMW, a medio plazo. "Son unas inversiones muy importantes para la industria europea", indican estas fuentes. Aunque las propias industrias del automóvil ya miran hacia los modelos híbridos y los eléctricos como alternativa de cara al futuro.
Para los ciudadanos alemanes, la crisis de Volkswagen se está convirtiendo en un tema tabú. Nadie quiere mencionar la palabra manipulación, el término fraude o la denominación del gasóleo en ninguna conversación. Esta crisis ha supuesto un duro golpe para la credibilidad germana, en general, y para su empresariado, en particular.
Y precisamente en este momento es cuando la escuela de negocios IESE abre sus puertas en la ciudad de Munich, uno de los epicentros industriales del país. "Estamos aquí para ofrecer una visión de la dirección de empresas basada en las personas, en el corporate governance", indicó ayer Jordi Canals, director general de IESE, durante la presentación de la institución en la ciudad bávara. Retos como el de la gestión de la crisis de Volkswagen o de otras compañías, como Deutsche Bank, también inmersa en problemas, "es más importante que nunca".
Esta escuela de negocios, dependiente de la Universidad de Navarra, inició sus actividades en Alemania hace diez años, aunque ha sido este verano cuando abrieron sus puertas las instalaciones del IESE en Munich, donde la institución celebra este fin de semana el encuentro anual de sus antiguos alumnos con importantes ponencias corporativas y económicas.
En su sede de Munich, el IESE impartirá algunos módulos de sus programas de máster de administración de empresas (MBA). "Alemania tiene excelentes universidades científicas, técnicas y de gestión y en los últimos años también han nacido buenos programas de máster, pero no MBA", recordó Jordi Canals durante la presentación de la nueva sede en la ciudad germana.
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