Antonio Brufau, presidente de Repsol, junto al consejero delegado, Josu Jon Imaz.

Repsol ajusta su negocio para resistir con el petróleo a 50 dólares

La petrolera no incluye la venta de su participación en Gas Natural en su plan de desinversiones por 6.200 millones hasta 2020

José María Camarero

Jueves, 15 de octubre 2015, 09:11

La drástica caída experimentada por el precio del petróleo durante el último año y medio ha convulsionado las estructuras de Repsol, cuyos directivos han planteado un panorama para la compañía completamente diferente en los próximos cinco años con respecto a la trayectoria que mantenía hasta ... ahora. El Plan Estratégico 2016-2020 ajusta todo el negocio a una realidad: el precio del crudo a 50 dólares por barril, a un lustro vista. "Todo nuestro plan pasará por ese precio, como si estuviera plano durante los próximos cinco años", ha explicado el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, en la presentación del proyecto empresarial.

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Repsol gestionará todos sus negocios con esa referencia en una situación "de estrés". Es decir, en la peor coyuntura posible, tal y como se sometió, por ejemplo, a la banca europea para testar su capacidad de resistencia. El escenario internacional no es precisamente el mejor. Ni siquiera similar al pasado mes de diciembre, cuando Repsol anunció la compra de la petrolera canadiense Talismán, que ahora tiene que digerir. En estos momentos, "la estrategia no será de crecimiento de la producción, sino de generar valor en lo que ya tenemos", ha apuntado Josu Jon Imaz.

La compañía pretende autofinanciar su desarrollo, reducir su deuda y mantener el dividendo para los accionistas. Pretende duplicar su beneficio antes de impuestos (Ebitda) de cara a 2020 para lograr hasta 11.500 millones -7.900 en el peor de los escenarios estimados-. La fórmula perfecta se lograría, en principio, con un ahorro en costes superior a los 2.100 millones de euros. Esto es, un ajuste de 10.500 millones cuando finalice el Plan Estratégico en 2020. De esa cantidad, más de 7.000 millones se sacarán de costes operativos, entre ellos una reducción global de su plantilla de 1.500 trabajadores. Un proceso que, según Imaz, se realizará "de forma acordada y responsable".

De hecho, de los 6.200 millones de euros que la compañía desinvertirá en este periodo a través de la venta de activos no estratégicos, una buena parte provendrá del negocio del 'upstream' (extracción y producción). Repsol no se desprenderá de la participación del 30% que tiene en Gas Natural Fenosa. "Nos encontramos confortables en esta posición y es estratégica, además de interesante", ha afirmado Josu Jon Imaz ante los continuos rumores que apostaban por la salida de la gasista.

Repsol aumentará su producción de crudo, que podría alcanzar los 750.000 barriles al día dentro de cinco años, frente a los 682.000 que, de media, extra en estos momentos. En el inicio del anterior plan estratégico, la empresa producía unos 300.000. "Con los yacimientos actuales, podríamos alcanzar los 900.000", ha indicado Imaz, aunque "el objetivo no es tanto crecer como generar más valor por cada barril que extraigamos".

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La partida de las desinversiones afectarán en mucha menos medida a los negocios del 'downstream' (refino y química, entre otros), que se ha convertido en el pilar que determinará el crecimiento de la empresa. "Será el verdadero generador de caja", ha apuntado Imaz, quien ha afirmado que Repsol tiene "las mejores refinerías de toda Europa".

Con todas estas medidas, los cálculos de la petrolera estiman que podría reducir la deuda en unos 6.500 millones a lo largo de los próximos cinco ejercicios, frente al endeudamiento de los 14.000 millones que acumula en la actualidad. A pesar de esta reducción de tamaño de la compañía, Josu Jon Imaz se ha encargado de recordar el apoyo que ha realizado la firma presidida por Antonio Brufau en el mercado español, a través de proyectos como las plantas de Cartagena y la de Petronor, o en la química de Puertollano (Ciudad Real). "Hemos hecho una apuesta importante por la industria del país", ha explicado Imaz. En estos años de crisis, "lo fácil hubiese sido cerrar proyectos", ha advertido el consejero delegado.

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Uno de los objetivos que se ha marcado la compañía pasa por mantener su previsión de retribución al accionista, con un dividendo que debería sostenerse en el euro por acción en principio bajo la fórmula de scrip dividend (posibilitando la entrega de acciones, en vez de cobrarlo en efectivo). "Ese es el compromiso", ha explicado Imaz durante su intervención.

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