La incertidumbre se ha apoderado de tal manera de los inversores, las empresas, los hogares y los gobiernos tras la reactivación del conflicto entre Israel y Hamás en Gaza que cualquier movimiento en la zona -como el ataque al hospital donde han fallecido centenares de ... personas- cambia el rumbo de las expectativas y de los mercados mundiales. Solo a modo de ejemplo:la cotización del petróleo reaccionó ayer a los últimos acontecimientos con otro repunte del 2% hasta situarse en los 90 dólares por barril. Y la del gas natural avanzó ligeramente hasta los 50euros/MWh.
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En los diez días que han transcurrido desde el primer ataque de Hamás contra suelo israelí -con sus ocho sesiones hábiles- el crudo ha avanzado un 8%. Y el gas, casi un 40%. Aunque no se trata de cifras astronómicas, ni se pueden comparar con la primera reacción que tuvieron ambas materias primas cuando, por ejemplo, Rusia inició la invasión de Ucrania en febrero de 2022, la volatilidad que muestran ambas referencias, junto al resto de las cotizaciones, revelan la preocupación que ahora se extiende entre los agentes económicos: la posible extensión del conflicto más allá del área localizada en la Franja para sobrepasar esas fronteras y llegar a países clave como Irán, Líbano o Siria, entre otros.
Si estos países se involucran en el conflicto, previsiblemente el coste de las materias primas se tensionará aún más de lo que lo está ya, provocando un nuevo alza de la inflación, que aún no se encuentra contenida al nivel que desea el Banco Central Europeo (BCE). Si el conflicto se enquista en el tiempo, pero no amplía fronteras, los inversores se lo tomarían con más calma al quedarse muy focalizado en Israel. Para comprobar los efectos de uno u otro escenario, la mayor parte de las casas de análisis se dan dos semanas, prácticamente hasta finales de mes.
El responsable de análisis económico de BBVA Research, Rafael Doménech, ha explicado que los efectos de la guerra están siendo «contenidos» en la economía española, si bien ha puntualizado que es «muy difícil» saber la probabilidad de que produzca una escalada e intervengan otros países o se cierre el estrecho de Ormuz, otro de los grandes contratiempos que acechan al transporte y comercio mundial. «Vemos efectos bastante contenidos en la evolución de los mercados financieros, de materias primas o el precio de petróleo. Ha habido alguna subida pero ha sido inferior a la bajada que se produjo en el precio petróleo antes de que estallara el conflicto», aclara.
Por su parte, S&PGlobal considera que este nuevo contexto bélico «pone aún más al alza la presión sobre nuestra evaluación global del riesgo geopolítico que ya consideramos elevado y va empeorando». Aunque consideran poco probable una extensión territorial de la guerra, sí admiten que en caso de una escalada, «un riesgo clave sería la posibilidad de que se produzca un 'shock' en el suministro de energía, lo que podría apuntalar la inflación y pesar sobre la actividad económica», apuntan.
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El mercado que sigue tomándose con más sigilo la situación es el de las Bolsas. Ayer, el Ibex-35 se dejó casi un 1%, lo que le llevó a situarse en el filo de los 9.200 puntos. Rompe así con dos jornadas consecutivas de alzas. Y, sobre todo, consigue anclarse en un nivel similar al que tenía antes de que comenzara el conflicto en Gaza.
Desde entonces, las petroleras han salido beneficiadas de esta situación, como Repsol, que ayer se apuntó otro 1%. Y las firmas del sector turístico, las peor paradas, como IAG, con un descenso superior al 3%este mismo miércoles.
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