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La economía española aguanta el envite de la incertidumbre mundial y la guerra comercial y logra avanzar un 2% en 2019, una cifra que a pesar de ser «positiva», supone el menor ritmo de avance anual desde 2014, cuando comenzó la recuperación económica tras ... la crisis. Los datos publicados este viernes por el INE confirman que el PIB del cuatro trimestre creció un 0,5%, ligeramente por encima que los precedentes debido a la buena marcha de las exportaciones, y a pesar de la caída del consumo de las familias y de la inversión.
Así, España avanzó en 2019 una décima menos de lo previsto por el Gobierno (2,1%) en sus proyecciones enviadas a Bruselas, que de hecho ya habían tenido que recortar en una décima respecto a sus previsiones de principio de año por la ligera caída de la demanda interna, principal sostén de la economía en un año marcado por la desaceleración. Y es que las exportaciones han registrado sus peores datos debido a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que han recortado profundamente las ventas al exterior por una menor demanda sobre todo de Europa, el principal comprador de los productos españoles.
El dato ofrecido por el INE sí coincide con las previsiones del Banco de España, que en su última revisión del PIB asumía que había indicios de «estabilización» después de unos meses de ralentización; y con la de la Comisión Europea, que también recortó sus expectativas en el mes de noviembre a la vista de la situación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también vaticinaron este cierre de año en sus últimas previsiones macroeconómicas.
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Los datos de Contabilidad Nacional publicados este lunes por Estadística revelan que el consumo de los hogares se ha estancado (0%) al final del año y que la inversión se ha desplomado (-2,5%), pero el sector exterior ha ido mejor de lo previsto (exportaciones crecen un 1,2% y las importaciones bajan en la misma proporción). El gasto público también ha empujado al dato de PIB en la recta final del año (0,6%) y por sectores, como iba siendo habitual durante todo el año, los servicios es que más fuerza tiene (0,9%), seguido de la industria (0,7%). Por el contrario, la construcción cae más de lo esperado (-1,7%).
Además de las exportaciones, la otra variable que ha sorprendido positivamente es la del empleo, que ha repuntado un 0,4% en el último trimestre del año, lo que supone ocho décimas más que el incremento del tercer trimestre. A nivel interanual crece un 2%, el mismo nivel que el PIB, lo que supone la creación de 358.000 puestos de trabajo a tiempo completo durante un año.
«Lo que más llama la atención es la fuerte creación de empleo a pesar de la desaceleración de 2019», destaca María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, que celebra que incluso en la industria se ha creado empleo, que a nivel económico ha sido uno de los sectores más «estancados». Los datos de la EPA publicados el pasado martes mostraron que creció en 55.000 puestos en todo el año, aunque el último trimestre fue peor de lo esperado.
El Banco de España señaló en uno de sus recientes informes que la economía española ha conseguido seguir creando empleo a pesar de crecer por debajo del 2%, algo que no era posible años atrás. Así lo confirma Antonio Argandoña, profesor de Economía del IESE, aunque advierte de que ese empleo creado es «temporal y de baja calidad». Por ello, pide al Gobierno que se centre en las reformas estructurales que necesita el país y con las que se podría «empujar» la economía.
Entre ellos se encuentra el mercado de trabajo, ya que el país cuenta con una tasa de paro «inaceptable» después de años de recuperación económica; además del sistema fiscal «anticuado», que requiere acciones que enfrenten el problema de la economía sumergida; o la sostenibilidad del sistema de pensiones, cómo afrontar el envejecimiento si la población activa no crece en la medida «que le gustaría al ministro de Seguridad Social», José Luis Escrivá, que hace unas semanas aseguró que España necesitará una media de 270.000 inmigrantes anuales hasta 2050 para contrarrestar el proceso de envejecimiento de la población.
«Hay un cuello de botella político con acuerdos de Gobierno muy a corto plazo. Las decisiones se toman sin tener en cuenta el devenir de la economía en cuatro años», lamenta el profesor Argandoña. Y esto repercute en el déficit que, en opinión de María Jesús Fernández, para reducirlo en 2020 se deberían tomar medidas de ajuste «severas», con subidas de impuestos «de verdad», no como las que tiene en mente el Gobierno para los nuevos Presupuestos.
Desde Funcas estiman un déficit cercano al -2% en 2020, una tasa similar a la de 2019. Y es que solo con el reciente aumento del salario a la funcionarios y la subida de las pensiones es «imposible» recortarlo. Solo esas dos partidas suponen el 40% del gasto público total y «el gasto está creciendo en tasas muy superiores a la recaudación», asegura la economista.
De cara a 2020 prevén una primera mitad del año con tasas bajas (alrededor del 0,3%), que luego remontarán, aunque no llegarán a las de 2017 o 2018. El año terminará con un crecimiento del PIB en torno al 1,5%. «Nuestras previsiones se mantendrán si no aumentan las tensiones comerciales con Estados Unidos, ya que el comercio internacional puede repercutir en gran medida en el crecimiento de España este año», explica Fernández.
Por parte de otros organismos los datos son similares: BBVA Research proyecta un 1,6% en 2020, al igual que el FMI y la OCDE. Los más optimistas son el Banco de España (1,7%) -dejando a un lado el propio Gobierno, que calcula un crecimiento del 1,8% este año- y la visión más pesimista llega desde Bruselas, donde prevén un modesto 1,5%.
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