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La economía española repuntó con fuerza durante el verano después del estricto confinamiento al que estuvo sometida tras la irrupción de la covid-19 y que provocó una paralización casi total de la actividad y, por tanto, el mayor desplome de las últimas décadas. Sin ... embargo, el avance fue algo menos positivo de lo previsto: el PIB se impulsó un 16,4% entre julio y septiembre, un crecimiento récord, nunca visto antes, pero que supone tres décimas menos del que había avanzado el INE a finales de octubre, cuando los indicadores apuntaban entonces a un repunte del PIB del 16,7%, según los datos confirmados hoy por el instituto de estadística.
Se confirma así que la actividad recuperó tracción con la 'nueva normalidad' tras el final del estado de alarma, a finales de junio. Sin embargo, cabe resaltar que este fuerte avance es consecuencia de la caída récord que protagonizó la economía española en el segundo trimestre, la mayor en la historia o, al menos, desde la Guerra Civil. Así, logra salir de la recesión en la que se había sumido en los dos primeros trimestres del año: el primero con una contracción del 5,2% del PIB y el segundo con una caída del 17,8%.
No obstante, la economía está todavía lejos de recuperar el nivel previo a la crisis, ya que en comparación interanual el PIB cayó el 9% en el tercer trimestre, un dato que también ha salido peor parado que en el avance ofrecido por el INE, cuando estimó un descenso del 8,7%. En cualquier caso, este retroceso es mucho más moderado que el del segundo trimestre, cuando la economía registró una caída interanual del 21,6%.
El organismo explica que esta «actualización» de los datos avanzados a finales de octubre se debe a que entonces la mayoría de los indicadores estadísticos sobre la evolución económica reciente ofrecían resultados hasta agosto, faltando por tanto el mes de septiembre, cuando ya comenzó a notarse el impacto de la segunda ola.
La demanda nacional explica 7,2 puntos porcentuales de los 9 en los que se retrae la economía, mientras que el mercado exterior es responsable de los 1,8 puntos restantes, consecuencia de la pésima temporada turística veraniega. Los hogares se apretaron el cinturón y consumieron un 10,5% menos de lo que un año atrás, lo que contrasta con un repunte en el gasto público del 3,8% interanual. Por su parte, las exportaciones se desplomaron un 19,3% respecto al año pasado con una caída del 78% en el gasto de los extranjeros.
El crecimiento del tercer trimestre se explica por la notable recuperación de la demanda nacional, que aportó 15,6 puntos al crecimiento, con un aumento del 20,8% de consumo de los hogares y del 42,6% de la inversión empresarial. La demanda externa ocasionó 0,8 puntos al avance trimestral, con un incremento del 29,9% de las exportaciones y del 27% de las importaciones.
Desde el lado de la oferta, todas las actividades registraron avances, salvo la agricultura, que retrocedió un 1,2% después de haber sido la única actividad que mantuvo el crecimiento en lo peor de la crisis. La industria creció un 26,2%; la construcción, un 22,5%; y los servicios, un 14,9%, apoyados por un crecimiento del 43,2% del comercio, transporte y hostelería, los tres grandes damnificados por el estricto confinamiento que sufrió España en la primera ola.
El mercado laboral también mostró una notable mejoría durante el verano, aunque aún se mantiene lejos de los niveles previos a la crisis, que no recuperará hasta 2023, según algunos informes. Así, las horas trabajadas han aumentado un 24,7% en el tercer trimestre, pese a lo cual supone un recorte del 6,2% respecto al mismo periodo de 2019. Esto, si se analiza en términos equivalentes a puestos de trabajo a jornada completa, supone un millón de empleos menos que hace 12 meses. Como es lógico, el mayor desplome se registra en comercio y hostelería, que pese a recuperarse sobre los niveles del confinamiento presentan un descenso del 10% en las horas trabajadas.
Menor ha sido la caída de las rentas de los trabajadores: un 4,8% sobre el año pasado, frente al 13,9% del trimestre anterior. Peor paradas salen las rentas empresariales, que sufren una merma del 8,2%, aunque se recuperan con más rapidez (-21,3% el año pasado). Por otra parte, como la remuneración por asalariado ha crecido el 0,8% (2,1 puntos menos que el trimestre anterior) y las horas trabajadas han caído, el coste laboral unitario crece el 4,7%.
La incógnita ahora está en cómo terminará el año, algo para lo que no existe consenso. Desde el Gobierno mantienen el optimismo de que la economía consiga crecer en los últimos tres meses del año, mientras que todos los organismos económicos vaticinan una nueva caída del PIB debido a las restricciones de movilidad y cierre de muchos negocios como consecuencia de la segunda ola del virus en España.
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