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Un operario revisa la producción de una fábrica de tejidos en Hangzhou, China. Z. Aldama
El mundo a imagen y semejanza de China

El mundo a imagen y semejanza de China

La seda sigue fluyendo con Europa, pero el material que dio nombre a la ruta comercial refleja profundos cambios en el orden mundial

zigor aldama

Shanghái

Viernes, 3 de enero 2020, 00:45

Hace 2.000 años, los mercaderes europeos que arribaron a China quedaron fascinados por la sublime seda que un ejército de pacientes artesanos producía con delicadeza en Hangzhou. Y no fueron los únicos. La aristocracia se enamoró de un material que pronto fue tan codiciado ... como las especias o los metales preciosos. Pero, hasta llegar al Viejo Continente, la tela debía recorrer interminables llanuras, desiertos inclementes y cordilleras infranqueables. Así nació la antigua Ruta de la Seda, una compleja arteria comercial con diferentes ramificaciones que unió Oriente y Occidente hasta el año 1453, cuando el imperio otomano decidió bloquear este primer experimento de la globalización.

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