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El canal de Panamá se queda sin agua. La sequía que afecta al país obligará desde este viernes a reducir el número de barcos y cruceros que navegan a través de esta megainfraestructura entre dos océanos, el Pacífico y el Atlántico. Las consecuencias inmediatas repercutirán ... tanto en el suministro de bienes como en el precio de los mismos.
Unos 14.000 barcos, que transportan cerca del 6% de las exportaciones e importaciones mundiales, cruzan cada año el Canal. Los responsables del mismo venían advirtiendo desde 2021 que la reducción de las lluvias había hecho bajar el nivel de los dos lagos artificiales que abastecen de agua a las esclusas. Y es que para salvar la altura existente entre el Pacífico y el mar Caribe hacen falta unos 190.000 metros cúbicos de agua para elevar las esclusas al paso de cada buque. Solo una cuarta parte de ese agua es reutilizada.
Las advertencias de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) no han cesado. Hasta que el pasado lunes informó que, a pesar de todas las medidas tomadas, el nivel del lago Gatún seguía descendiendo a niveles «sin precedentes» para esta época del año. La precipitación registrada en octubre fue la más baja desde 1950 y 2023 es ya el segundo año más seco desde que se tienen registros en Panamá. A ello se une que las previsiones del tiempo apuntan a que las precipitaciones hasta final de año serán un 38% menores a las normales en el país.
Por ello la ACP considera necesario «reducir aún más la capacidad de tránsito diario». Frente a los 38 barcos que cruzaban cada día las esclusas antes del verano, el Canal solo podrá ser utilizado desde este viernes y hasta el próximo lunes por 25 barcos diarios, siempre y cuando hayan reservado plaza. Entre los próximos días 7 al 30 de noviembre ese número disminuirá a 24 embarcaciones.
Dado que los meteorólogos no observan que vaya a llover a corto plazo sobre Centroamérica, la ACP avisa que del 1 al 31 de diciembre el número de plazas de reserva para usar la infraestructura se reducirá aún más, a tan solo 22 navíos. De continuar la ausencia de agua que llene los lagos del Canal, las reservas diarias pasarán a 20 barcos desde el 1 de enero, para volver a reducirse a 18 en febrero.
A esa reducción de barcos se añade también que las esclusas son rellenadas con menos agua, lo que hace que el calado permitido disminuya. Para salvar el contratiempo muchas navieras han optado por descargar las mercancías a buques más pequeños, lo que encarece todavía más estos productos.
Hasta que no llueva en Panamá la alternativa no es ni barata ni sencilla. La limitación de esta infraestructura ha hecho desviar las singladuras hacia otras dos rutas: el siempre tormentoso cabo de Hornos, al sur de Chile; o en su caso poner rumbo a Sudáfrica para pasar por el cabo de Buena Esperanza en dirección al Atlántico. Hay una tercera ruta que parte desde los puertos asiáticos del Pacífico en dirección al Índico, el canal de Suez y el Mediterráneo para llegar hasta Europa. Más largas y más caras.
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