Calviño presiona para que todas las salidas del ERE en CaixaBank sean voluntarias

Así lo ha expresado la ministra durante la inauguración del seminario 'La economía de la pandemia' organizado por APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, coincidiendo con la recta final de la negociación del ERE de CaixaBank (en la que el Estado mantiene una participación del 16% tras la fusión con Bankia). Un proceso que esta semana tendrá su punto de tensión máxima con la nueva huelga convocada por los sindicatos para este mismo martes.

A solo un día del paro, Calviño ha expresado su confianza en que la entidad sea capaz de llegar a una «solución acordada». «Son procesos tremendamente traumáticos para los trabajadores y sus familias y es muy importante que se reduzcan el número de bajas y que se oriente la negociación hacia las bajas voluntarias», ha insistido en una rueda de prensa posterior al discurso inaugural.

La ministra, que ha valorado este tipo de procesos como «lamentables y negativos», ha querido dejar claro que, ante la transformación que se avecina en un sector que debe lidiar todavía con el lastre de los tipos negativos, «no es positivo» plantear su futuro solo sobre la base de tamaño, capacidad, plantilla y oficinas. Es decir, aboga por que las entidades encuentren alternativas en nuevas oportunidades de negocio más rentables, que incluso puedan servir para crear empleo.

Calviño ha pronunciado estas palabras sentada a la misma mesa que el presidente del BBVA, Carlos Torres, que ha respondido a sus ellas asegurando que el sector «va detrás de lo que piden los clientes», en referencia al aumento de la operativa digital que obliga a reducir el trabajo en oficina.

El presidente de la entidad, que acaba de cerrar su ERE para 2.725 trabajadores, ha reconocido que el proceso «ha sido muy doloroso» pero, ante las palabras de Calviño, ha insistido en que «hay que fijarse menos en el empleo perdido en una actividad de menos valor añadido y valorar más los nuevos modelos de negocio». Entre ellos, el directivo ha destacado el esfuerzo por el asesoramiento financiero que los bancos están llevando a cabo con sus clientes.

Torres también ha hecho mención, aunque sin entrar en demasiado detalle, en el documento en el que trabaja la banca para poner en valor su papel durante la crisis. La idea es recuperar la mejora de reputación conseguida durante el pasado año, con medidas de ayuda a sus clientes en los peores momentos de la pandemia. Un 'lavado de cara' que se ha visto perjudicado en 2021 con la ola de despidos colectivos y las críticas a las elevadas retribuciones de los directivos del sector.

La mesa compartida entre Calviño y Torres también ha tenido otro punto de 'tensión', cuando la ministra de Economía ha advertido a los clientes de que todavía hay entidades que no se han adherido al código de buenas prácticas lanzado dentro del plan de apoyo a la solvencia de las empresas. En concreto, en lo que respecta a los préstamos concedidos a pymes y autónomos mediante aval público del ICO. «Los clientes deben de ser conscientes del tipo de entidades en las que tienen contratados sus ahorros y sus créditos», ha sentenciado la ministra durante su intervención.

En este sentido, también ha querido avanzar que el Gobierno prepara un plan contra el fraude financiero.

Aunque no ha matizado los detalles, sí ha epxlicado que se ha detectado un aumento de este tipo de fraude en un momento en el que han confluido dos elementos propicios para ello: los bajos tipos de interés (que hacen perder el atractivo de productos de ahorro conservadores como los depósitos bancarios), y la avalancha de liquidez que aún existe en el mercado. Entre los elementos a vigilar, estarán aquellos ligados al uso de criptoactivos.

La vicepresidenta segunda también ha explicado que el Ejecutivo está reflexionando sobre una estrategia para maximizar la recuperación de las ayudas públicas al sector bancario a través de la venta de activos de la Sareb. Eso sí. Calviño ha querido dejar claro que el llamado 'banco malo' es una herencia de la anterior crisis financiera, que este 2021 ha costado al Estado 35.000 millones de euros de deuda pública tras la reclasificación de la sociedad a las cuentas públicas.

Entre las medidas que estudia el Gobierno, la más posible sería la extensión de los plazos para el fin de la sociedad, previsto para 2027. Otra posibilidad es tomar el control total del organismo dando salida a los accionistas privados de su capital. «Tenemos que diseñar un plan estratégico que sea lo más positivo posible de cara a los próximos años. Estamos reflexionando, justamente, sobre cuál debe ser la estrategia, de ahora en adelante, para la entidad», ha expresado Calviño.

Tanto Calviño como Carlos Torres han mostrado su confianza en la recuperación económica del país, gracias sobre todo al buen ritmo en la vacunación que permite avistar una segunda mitad del año mucho más potente que la primera.

De hecho, y contando con el impacto de la llegada de los fondos europeos, BBVA ha elevado su previsión sobre la economía española por encima del 6% para este año, una cifra mucho más en línea que el 6,5% que el Gobierno manejaba en abril. «Vamos a batir todas las previsiones», asegua Torres. «España va a ser el motor económico de Europa», comlpeta Calviño. Un optimismo que solo se cumplirá, tal y como ambos han reconocido, si el turismo rebota a lo largo del tercer trimestre del año.

Desde BBVA también han vuelto a pedir mayores incentivos para estimular la inversión empresarial, clave para volver a generar empleo.

«No partimos de cero. La agenda reformista la llevamos implementando desde hace tres años», ha añadido Calviño, que ha vuelto a defender la importancia de no retirar de forma prematuro todos los instrumentos de apoyo puestos en marcha durante la crisis.