Como la noche y el día. La estrategia de competitividad de la Unión Europea (UE), que presentó ayer la Comisión Europea, no podría ser más diferente de las medidas que está tomando el presidente de Estados Unidos (EE UU), Donald Trump. Mientras el inquilino de ... la Casa Blanca firma decretos a una velocidad vertiginosa, el Ejecutivo comunitario ha elaborado una hoja de ruta que combina las ideas recogidas en los informes del expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y el ex primer ministro italiano, Enrico Letta, pero que no aterriza ninguna medida concreta. Tampoco cuenta con un presupuesto concreto. Todo ello en un momento de urgencia para el bloque, que ve crecer su brecha de competitividad con EE UU y China.
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La estrategia europea pasa por la simplificación de la regulación medioambiental, una mejor coordinación de las políticas europeas y nacionales, más inversiones en innovación, la descarbonización de la industria y la reducción de la dependencia energética. Para lograr estos objetivos, Bruselas pide «explotar completamente los beneficios del Mercado Único» a través de la «eliminación de barreras», así como enfocando el presupuesto comunitario en la financiación a la innovación.
El primer paso será la simplificación de la regulación europea, con una propuesta de la Comisión que llegará el mes que viene. En definitiva, esta comunicación establece una «hoja de ruta que guiará el trabajo en los próximos cinco años y la lista de acciones prioritarias para relanzar el dinamismo de la economía europea», apunta el documento. «Tenemos una muy buena base industrial, un ecosistema regulatorio estable... pero al mismo tiempo las vulnerabilidades han frenado a Europa durante muchos años», ha destacado la presidenta de la comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha asegurado que la UE «debemos arreglar sus debilidades», que se centran en tres pilares: cerrar la brecha de innovación, la descarbonización de la industria y acabar con debilidades como la dependencia energética.
Bruselas también quiere priorizar el 'Made in Europe', impulsando la contratación pública de empresas europeas frente a compañías chinas o estadounideneses, que «se benefician de condiciones desiguales o subvenciones poco tranparentes». Su estrategia también pasa por mejorar las políticas de ayudas de Estado. Uno de los mayores problemas de este mecanismo es que los países con un menor margen fiscal, no pueden competir con otros que cuentan con más recursos. En ese sentido, Von der Leyen ha apuntado que la Comisión trabaja en una reforma de estas ayudas que aseguren «una igualdad de oportunidades en un mercado global». «Las ayudas de Estado tienen que ser más rápidas, flexibles e incluir esa dimensión global» para competir con las ayudas que dan EE UU y China.
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«Tenemos un plan, una hoja de ruta. Ahora lo que importa es la rapidez y la unidad», ha subrayado Von der Leyen. Los líderes europeos ya evaluaron las conclusiones de los informes Draghi y Letta en noviembre del año pasado en Budapest, donde estuvieron de acuerdo «unánimemente» en el camino a seguir, algo que la política alemana espera que se traduzca en una toma de decisiones rápida dentro del Consejo Europeo.
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