Bruselas impone aranceles del 9% a los coches Tesla fabricados en China

Pero con una novedad: suma a su plan inicial una nueva tasa del 9% a los vehículos que la estadounidense Tesla produce en el país. Una cifra que en todo caso es más baja que la aplicada al resto de competidores locales. Desde bruselas explican que la diferencia para la empresa fundada por Elom Musk se basa en los cálculos aplicados a partir de los distintos niveles de «subvenciones públicas y estructuras organizativas» de cada compañía.

Según la propuesta –que aún puede ser modificada– la compañía que tendrá que soportar un arancel más elevado para vender sus vehículos en Europa será SAIC Motor, matriz de MG. La tasa para esta firma ascendería al 36,3%, por debajo del 37,6% propuesto en julio por la Comisión. Geely será la segunda empresa más afectada, pasando de un 19,9% a un 19,3%, mientras que la propuesta para el gigante de los vehículos eléctricos BYD ha pasado del 17,4% al 17%.

Cifras que se suman al 10% que la Unión Europea ya percibe de forma general en las importaciones de vehículos eléctricos de batería.

Desde el Ejecutivo comunitario dejan claro que en este tira y afloja comercial la pelota está ahora en el tejado de China, que debe proponer una solución al problema de competencia desleal que suponen –según critica Bruselas– las ayudas públicas al sector en el país asiático, al implicar una fuerte ventaja competitiva, sobre todo en términos de precio, frente al Viejo Continente. En concreto, la Comisión activó la vigilancia sobre estas importaciones tras detectar entradas «masivas» de casi 200.000 vehículos entre octubre de 2023 y enero de 2024, un 14% más que entre octubre de 2022 y enero de 2023.

Los aranceles que ahora se han ajustado a la baja entraron en vigor en julio pero sólo se recaudarán si la UE decide imponerlos de forma definitiva cuatro meses después de establecer estos provisionales.

En concreto, se había fijado como fecha límite el 30 de octubre, por lo que las tasas entrarían en vigor al día siguiente por un periodo de cinco años y, también como novedad, no se aplicarían de forma retroactiva. Para ello tendrán, en todo caso, que contar con el visto bueno de los Estados miembros, algunos de los cuales han mostrado ciertas reticencias a la medida. Entre ellos, Alemania, que ya ha advertido del riesgo de una escalada de tensiones entre los bloques.