Bruselas asume que habrá retrasos en los planes fiscales de los Estados miembros

La reunión informal de los ministros de Finanzas de los países de la moneda común que ha tenido lugar este viernes en Budapest (Hungría) ha estado marcada por el boicot de la mayoría de países y de las instituciones europeas, tras la visita que el presidente húngaro, Viktor Orbán, hizo al dirigente ruso Vladímir Putin al poco de estrenar su turno en la presidencia del Consejo Europeo. Tan solo los ministros de Bélgica, Chipre, Croacia,Eslovenia, Italia, Luxemburgo e Italia han acudido al encuentro, mientras que el resto de países han estado representados por funcionarios de alto nivel.

En este contexto, el presidente del Eurogrupo ha afirmado que ha sido «una reunión eficaz» en la que se han tratado, entre otras cuestiones, las recientes proyecciones económicas de la Eurozona. Además, el próximo viernes, 20 de septiembre, vence el plazo para que los Estados miembros presenten sus planes fiscales nacionales a Bruselas, una fecha límite que algunos países ya han dicho que no podrán cumplir. «Todos los estados están haciendo todo lo posible (...). Es cierto que existen situaciones políticas en diferentes países», que están dificultando este proceso, ha apuntado Donohoe, quien ha asegurado que este punto fue el que más tiempo se estuvo discutiendo a nivel ministerial.

Hasta el momento, tan solo Francia ha solicitado a la Comisión Europea una prórroga, aludiendo a la su situación política. Los planes fiscales nacionales son la piedra angular sobre la que se asientan el nuevo marco fiscal de la Unión Europea, que el bloque quería poner en marcha en 2025. Aunque existe «un margen» para presentarlos, Bruselas urge a las capitales a que las entreguen «lo antes posible» y a que se «ajusten a los requisitos de la legislación».

La Comisión Europea debe analizar las propuestas de los Estados miembros y tendrá hasta el 30 de noviembre para publicar sus conclusiones. El nuevo marco fiscal, que supone de nuevo la aplicación de las reglas que obligan a mantener la deuda pública por debajo del 60% del PIB y el déficit en menos del 3% y que darán forma a los presupuestos nacionales de 2025. «Todos coincidimos en la importancia de que este nuevo marco tenga un buen comienzo», ha destacado Donohoe.