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La guerra comercial no está teniendo solo consecuencias directas en la caída de las exportaciones, sino un ambiente de incertidumbre económica que no favorece la inversión. Así lo constata el Banco de España en su informe de Estabilidad Financiera publicado este jueves, en ... el que advierten de que esta situación está «ralentizando» la actividad en el mercado inmobiliario desde finales de 2018. «Los indicadores del mercado de la vivienda, tanto por el lado de la demanda como por el de la oferta, se han desacelerado, a pesar del mantenimiento de condiciones de financiación holgadas y de la creación de empleo, aunque a tasas más reducidas», comenta el organismo.
Así, revela que la incertidumbre procedente del entorno exterior podría haberse comenzado a trasladar, como en el caso de la demanda interna, a la inversión en vivienda. En el caso de la compraventa, la ralentización ha sido «más intensa» en las viviendas usadas por la menor demanda de este tipo de casas por parte de ciudadanos españoles, ya que el componente no nacional permanece estable en los niveles del año pasado, cuando marcó máximo histórico. Pero también la actividad en vivienda nueva redujo notablemente su crecimiento hasta julio, lo que supone cerca de un 12% menos que los registros precrisis.
En cuanto a los precios, el informe del Banco de España muestran una desaceleración en el de las viviendas usadas (+5,6%, un punto menos que el año pasado), mientras que los de casas nuevas han elevado su ritmo de crecimiento (+8,8%, dos puntos por encima). En conjunto, los precios han crecido un 6% en tasa interanual, frente al 6,7% de 2018.
En las actividades de construcción y promoción inmobiliaria se ha mantenido la reducción del saldo vivo del crédito bancario. La tasa de descenso interanual fue del 12,5% hasta junio, lo que supone «un ritmo de retroceso más moderado que el observado al cierre de 2018 (18,7%)». Esta evolución se explicaría principalmente por el «todavía elevado volumen de amortizaciones y la venta de carteras de préstamos dudosos por parte de las entidades de crédito».
En cuanto a la valoración del balance de riesgos para la estabilidad del sistema financiero español, el Banco de España constata un cierto deterioro en lo que va de año debido, sobre todo, a la «revisión a la baja de las perspectivas económicas globales». De hecho, se prevé que el avance del PIB mundial este año sea el más bajo desde la crisis financiera. Este menor dinamismo económico, avisa el supervisor, puede tener «implicaciones» tanto para las valoraciones de los activos financieros, como las decisiones de los agentes.
Otro de los riesgos asociados es la incertidumbre geopolítica global, que está «comenzando a pesar» en las decisiones de los agentes, sobre todo en la inversión. Por un lado, continúan las tensiones comerciales entre EE UU y China, además se están revisando los aranceles máximos que se pueden imponer a ciertos productos, lo que también puede afectar a la relación comercial entre Trump y Europa. En segundo lugar, el riesgo de un 'brexit' sin acuerdo «sigue existiendo» a pesar de la prórroga adicional aprobada por la UE. De hecho, el Banco de España calcula que una salida abrupta del Reino Unido de la Unión supondría el recorte de un 0,7% en el PIB de nuestro país en cinco años.
Además, el hecho de que en España no se pudiera formar un nuevo gobierno tras las últimas elecciones y la convocatoria de un nuevo proceso para el 10 de noviembre, «prolonga la incertidumbre sobre la evolución de la política económica».
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