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El Banco de España ha revisado sus perspectivas de crecimiento para este 2020. El supervisor establece dos posibles escenarios de acuerdo con los que el PIB podría caer este año o un 10,5% o un 12,6%. En sus anteriores previsiones, las de ... junio, contemplaba una caída de un 9%, en el caso de una recuperación temprana, o del 11,6% en el caso de que tuviera lugar una recuperación gradual. Entonces, además, incorporaba un escenario de riesgo de acuerdo con el que la economía española podría llegar a contraerse hasta un 15,1% este ejercicio. Ahora, esa peor previsión desparece del cuadro de expectativas del Banco de España y también la más benévola. Las nuevas estimaciones pivotan alrededor de la central publicada en junio, la de una contracción prevista del 11,6%. El escenario más favorable de sus nuevas previsiones revisa al alza la estimación central anterior en alrededor de un punto. Y el peor supone una rebaja de la expectativa de junio también de un punto porcentual.
El primer escenario que contempla el Banco de España en las previsiones que ha hecho públicas este miércoles plantea la posibilidad de que aparezcan rebrotes que, sin embargo, requerirán solamente medidas de contención de ámbito limitado, tanto desde el punto de vista geográfico como de las ramas afectadas, por lo que causarían alteraciones relativamente limitadas de la actividad económica. Los sectores afectados se ceñirían a los relacionados con el ocio y la hostelería y, por el lado de la demanda, al turismo. Por tanto, los efectos adversos sobre la producción y el empleo tendrían una menor magnitud, no sólo como consecuencia de la menor severidad de las restricciones a la actividad, sino también por el menor impacto que el grado de incertidumbre más reducido comportaría para las decisiones de gasto de familias y empresas.
Según explica el Banco de España, los supuestos que subyacen a este primer escenario son similares a los del escenario de recuperación gradual de junio (la previsión de caída del PIB del 11,6%). El escenario, pues, que ha descartado la institución es el de que la contracción económica este año podría ser inferior a los dos dígitos, inferior al 10%.
El segundo escenario contempla una mayor intensidad de los nuevos brotes de la pandemia que, sin embargo, no llegarían a precisar de la aplicación de medidas de contención tan estrictas y generalizadas como las que tuvieron lugar la pasada primavera, con el estado alarma que se decretó a mediados de marzo. Pero sí supondría limitaciones que, además de perjudicar con mayor intensidad a la actividad de las ramas de servicios en las que interacción social desempeña un papel más importante, afectarían también de manera directa a otras ramas productivas. El resultado, por tanto, sería un impacto más agudo. Pero desaparece la perspectiva de un desplome del PIB superior al 15%.
En todo caso, como expone el organismo, en comparación con el escenario de recuperación gradual planteado en junio, los cambios en los supuestos externos tienen un efecto negativo en el crecimiento, como el encarecimiento del petróleo, la apreciación del euro y la evolución algo menos favorable de los mercados exteriores en 2021 y 2022. Sin embargo, a su juicio, las nuevas actuaciones de política económica desde la publicación de los escenarios de junio justificarían una revisión al alza de las perspectivas: por ejemplo, la extensión de los ERTE o las compras de bonos del Banco Central Europeo.
Las perspectivas difieren también en cuanto al más corto plazo. Así, el crecimiento del PIB proyectado en el tercer trimestre bajo el escenario más benévolo y el más desfavorable se situaría, respectivamente, en el 16,6% y el 13%. Aunque ello implicaría aún una caída interanual del crecimiento del 9,5% y del 12,3%, por ese orden. Ello implicaría que en el mejor de los casos se recuperaría poco más de la mitad de lo perdido en el primer semestre del año.
La institución refleja que, a lo largo de este tercer trimestre, han ido surgiendo señales que apuntan a una pérdida de empuje de la gradual mejoría económica tras el levantamiento del estado de alarma. En particular, Óscar Arce, director general de Economía y Estadística, ha precisado que «la senda de recuperación mostrada por los indicadores de alta frecuencia se ha frenado en los meses de verano» y que, «en general, todavía se encuentran por debajo de los niveles previos a la crisis».
El Banco de España afirma que esta ralentización de la recuperación ha coincidido con el resurgimiento de la pandemia y destaca que, a 10 de septiembre, España presenta un número de contagios «notablemente superior al de las principales economías europeas». Así, según el organismo, el empeoramiento de la crisis sanitaria ha provocado nuevas restricciones a los viajes a España por parte de los principales emisores de turistas, lo que ha truncado la incipiente recuperación que el turismo internacional había mostrado a finales de junio y principios de julio. Y, por ello, el supervisor insiste en la importancia de la mejora continuada de «los mecanismos existentes para la detección de nuevos contagios y para el aislamiento y rastreo de contactos de las personas infectadas».
La presentación de Arce ha abundado en que los riesgos se encuentran sesgados a la baja en los próximos trimestres y que éstos están ligados a la evolución de la epidemia y a la disponibilidad de un tratamiento eficaz. En todo caso, las previsiones del Banco de España parten del supuesto de que a partir de la segunda mitad del año 2021 estará disponible una solución médica efectiva, lo que permitiría levantar las medidas de contención que hasta entonces continuarían presentes.
El rebote económico en 2021 oscilará entre el 7,3% según el escenario 1 y el 4,1% de acuerdo con el escenario 2. Las previsiones realizadas en junio señalaban un rebote del 9,1% de acuerdo con el supuesto de recuperación gradual. Según su escenario de recuperación temprana publicado en junio, la recuperación del próximo año se cifraba en el 7,7% y en el escenario de riesgo se preveía una subida del PIB del 6,9%.
Para el año 2022, según sus nuevas previsiones, la economía se expandirá entre un 1,9% y un 3,3%, frente a cifras que oscilaban entre el 2,4% y el 4% de sus anteriores estimaciones de junio. En todo caso, de acuerdo con el organismo, al término de este último año aún no se habría recuperado el nivel de actividad previo a la pandemia, independientemente del escenario que se haga realidad. En el mejor de los casos, el PIB en esas fechas estará dos puntos por debajo de los niveles pre-pandemia y, en el peor, seis puntos por debajo.
Con respecto al empleo, la tasa de paro este año se colocará entre el 17,1% y el 18,6%, para incrementarse el próximo ejercicio hasta el 19,4% y el 22,1%, según cuál sea el escenario que se haga realidad, si el más favorable o el pesimista. El paro continuará por encima del 18% en 2022. El empleo tardará más en recuperarse aún que la economía en su conjunto.
Arce ha afirmado que la afiliación a la Seguridad Social ha mostrado una recuperación en los dos últimos meses, con un repunte más acusado en julio y en la primera mitad de agosto, dado que desde esas fechas se ha observado un cierto agotamiento, en línea también con la pérdida de fuelle del conjunto de la economia.
En cuanto al déficit, este año podría oscilar entre el 10,8% y el 12,1%. Mientras que la deuda este año alcanzará entre el 116,8% y el 120,6% del PIB. Éstas son unas estimaciones que contemplan la extensión de los ERTE hasta el 30 de septiembre y la prestación por cese, así como el fondo de 16.000 millones a las comunidades autónomas y la ampliación de la línea ICO, pero no el impacto de los fondos europeos.
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