La economía española creció un 2,5% el año pasado y todo hacía presagiar -inflación, subida de tipos, desaceleración europea- que este año el crecimiento sería muy inferior, de un 1,8% o 2%, según las optimistas previsiones del Gobierno. Pero según pasan los meses ... las organizaciones económicas van mejorando sus estimaciones para el cierre de este ejercicio. Si hace unos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) disparaba sus previsiones medio punto hasta un crecimiento del 2,4% para España en 2024, este martes fue el Banco de España quien elevó cuatro décimas su proyección hasta el 2,3%.
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Ángel Gavilán, director de Estadística del Banco de España, explicó que el impulso de la proyección se debe al buen desempeño de los servicios, en concreto con los servicios turísticos, y por la sorpresa al alza de los datos de PIB del primer trimestre. Las exportaciones de servicios turísticos sorprendieron al alza en el primer trimestre, al crecer un 19% respecto al mismo periodo del año pasado gracias a una Semana Santa de récord, y también las exportaciones de servicios no turísticos crecieron un 6%.
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Además, el turismo se sitúa en máximos históricos favorecido por una creciente diversificación en origen de los visitantes, destinos visitados y en términos estacionales, además de un gasto medio más elevado favorecido por más turistas de largo radio y el aumento del número de plazas en hoteles de más categoría, apunta el informe del supervisor. No obstante, advierten de que este tirón podría ser «transitorio», aunque también se muestran sorprendidos de que el empuje postpandemia se esté extendiendo tanto en el tiempo.
En concreto, los datos del Banco de España -referidos al INE- apuntan a que el gasto total de los turistas extranjeros ha crecido un 54% en 2024 respecto al periodo 2016-02019. Los turistas que más han aumentado su número de visitas son los de Estados Unidos, unos 350.000 más ahora que en 2019, y del resto de América, casi medio millón más de personas que entonces.
La demanda interna seguirá siendo «el principal soporte de la actividad» hasta 2026. Aún así, el consumo per cápita de los hogares está aún 3 puntos por debajo de los niveles prepandemia pese a que la tasa de ahorro ha aumentado respecto a 2019. Una parte está vinculada al «envejecimiento de la población», según sospechan desde el organismo. Pero respecto al segundo trimestre el organismo calcula un crecimiento del 0,5% -tras el avance «sorprendente» del 0,7% en el primero- con un dinamismo positivo del empleo similar al del primer trimestre del año.
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Con este horizonte de proyección, el PIB se situará en 2026 nueve puntos por encima del nivel prepandemia, una mejora algo mayor que en el promedio de la UE (de ocho puntos), pero el organismo advierte de que ya que los flujos migratorios serán más intensos en España que en el resto del continente, en términos per cápita el PIB estará 4,8 puntos por encima de 2019, frente a los 6 puntos de la UE.
La previsión de inflación no es tan positiva. El repunte inesperado del precio del petróleo en los mercados internacionales ha supuesto subida en los carburantes. Además, la reversión de las medidas anticrisisestá tirando al alza de la inflación. En este sentido, el Banco de España calcula que el IPC cerrará el año en el 3% este año, tres décimas por encima de su previsión de marzo, y del 2% el año que viene, una décima por encima.
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En concreto, el incremento del 2,5% al 3,8% del impuesto especial de la electricidad y la subida del 10% al 21% del IVA del gas ha supuesto un efecto de 0,14 puntos porcentuales sobre la inflación general, según los cálculos del Banco de España. Es más, la eliminación de las ayudas al IVA de los alimentos básicos que se producirá el 30 de junio elevará entre 2 y 3 décimas a la tasa de inflación de julio y una décima al alza al promedio de 2024, aseguró Gavilán. Reiteró que las medidas deberían haber sido «más focalizadas» de forma que se hubiera ayudado a los colectivos más vulnerables con un coste presupuestario «mucho menor».
La inflación de los alimentos sigue siendo más alta en España que en los países de la eurozona, destaca el Bando de España. Y es que aunque los precios de los alimentos siguen desacelerándose pese al repunte de la tasa general de IPC de marzo y abril, la distinta composición de la cesta de la compra española explica este fenómeno. Es decir, el organismo explica que la mayor tasa de inflación de alimentos no se debe a que los productos estén registrando precios más altos en España que en la eurozona, sino que en los hogares españoles se compran más de los que mayor repunte han tenido.
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Es el caso del aceite de oliva, que ha triplicado su precio en dos años y que es un producto básico y muy consumido entre las familias españolas en comparación a otros países de la UE.
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