La rueda de prensa de presentación de resultados de Banco Sabadell ha coincidido con un verdadero chaparrón bursátil: sus acciones caían alrededor de un 10% durante las intervenciones del presidente de la entidad, Josep Oliu, y de su consejero delegado, Jaime Guardiola. Fue éste quien ... explicó a qué atribuye el banco el importante castigo sufrido en Bolsa: «Los resultados del último trimestre tienen un ajuste adicional que no se esperaba y de ahí ese movimiento en el mercado».
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Ese ajuste está relacionado con la operación de venta de activos que se materializó a finales del año pasado por valor de 8.000 millones de euros y compuesta por 60.000 activos. Según detalló Guardiola, cuando se producen los cierres de este tipo de transacciones, además de que siempre conllevan un coste, hay que hacer interpretaciones de sus cláusulas, lo que lleva consigo una revisión de los activos y una atribución de valores de los componentes de las carteras. Y todo ello, en este caso, ha implicado ese ajuste que el mercado está viendo con tan malos ojos.
De acuerdo con el consejero delegado de Sabadell, «al mercado le ha podido sorprender la operación, que tenía que cerrarse y que ha incorporado unas pérdidas adicionales; por eso, quizás, se está produciendo este ajuste. Esto es un 'one-off' (un impacto aislado)».
Guardiola apuntó que el banco, aunque está cómodo actualmente con su cartera de activos dudosos, porque compara bien con el resto del sector, afirma que la entidad tiene la puerta abierta a más ventas de carteras, «aunque esto siempre tiene impactos adicionales», que «están asumidos en las previsiones».
Uno de los focos de atención estaba en el comportamiento bursátil. Otro, en la rumorología sobre operaciones corporativas. Oliu, respecto a la posibilidad de que las haya, explicó: «En un entorno de bajos tipos de interés, la reacción de todos los bancos es optimizar costes y, en este entorno, las fusiones no son descartables». Pero, al mismo tiempo, señaló: «En nuestro contexto, no contemplamos una fusión específica. No se contempla hoy por hoy». «Nuestra hoja de ruta actual no contempla más que lo que acabo de decir«, insistió Oliu.
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Respecto a un eventual escenario en el que la entidad, si no da el paso de comprar, pueda estar expuesta a una adquisición por parte de un tercero, dados los bajos múltiplos a los que cotiza, Oliu afirmó que «todos los bancos están baratos» y que no teme la posibilidad de una oferta pública de adquisición.
En cuanto a un potencial impuesto especial para la banca, Oliu expuso que no espera una presión adicional para el sector financiero, porque «sería muy contraproducente en estos momentos». Además, se mostró contrario al establecimiento de impuestos diferenciados por sectores: «Todas las empresas tienen que tener los mismos impuestos y los bancos son empresas». Refiriéndose a la posibilidad de una tasa sobre las transacciones financieras, afirmó que, o se hace a un mismo nivel de coordinación con la Unión Europea, o sería malo para España: «No creo que vaya a haber ninguna medida que vaya a discriminar a nuestro sistema financiero con respecto al resto de Europa», confió Oliu.
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El presidente del Sabadell también se mostró escéptico respecto al poder recaudatorio de algunas de las medidas propuestas por el Gobierno.
La cúpula de la entidad también tuvo palabras para explicar cómo ve el Brexit: como la salida del Reino Unido de la UE ya es efectiva, creen que el nivel de incertidumbre ha bajado y que la situación ha mejorado. Ahora, dicen, el Gobierno británico tiene un año para negociar los acuerdos comerciales, lo que puede crear pequeños eventos de volatilidad por las dudas que puedan surgir sobre la marcha de las negociaciones.
Aunque, más que estas circunstancias, las relevantes para el Sabadell son las perspectivas económicas del Reino Unido. Por el momento, el equipo directivo de la entidad no se muestra muy preocupado, porque las expectativas de crecimiento son de estancamiento, no de caída: «Es un factor de incertidumbre, pero está acotado».
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Respecto, precisamente, a TSB, el banco británico del grupo Sabadell, si bien en el último año aún no tuvo una contribución positiva a los beneficios, se espera que su aportación a los resultados sea muy significativa a partir del año 2021, según pronosticó Oliu. Por ello, «no se contempla su venta». «La transición informática fue más dura de lo esperado», reconoció, pero «hoy el banco está plenamente estabilizado». Además, valoró al nuevo equipo gestor, al que proporciona total confianza y soporte.
Y sobre las expectativas para este 2020, para la entidad en su conjunto se prevé un crecimiento de dígito bajo para los ingresos del negocio bancario, más sesgado hacia las comisiones (donde enfrentan el reto de hacerlas crecer pese a la venta de la gestora de fondos) que hacia el margen de intereses (debido a los bajos tipos de interés), una rentabilidad estable y un ratio de capital manteniéndose en el entorno del 12%.
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