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La morosidad de las familias y las empresas con sus bancos se mantiene en niveles estables después de varios meses de confinamiento, desescalada y cierta recuperación de la actividad económica y social hasta julio. El nivel de los impagos de los créditos que están en manos de los ciudadanos no solo no ha repuntado en el periodo más duro del estado de alarma sino que sigue prácticamente en los mismos ratios e incluso es inferior al de principios de año, cuando la pandemia aún no había afectado a España.
Hasta julio, el ratio de morosidad (medido como el conjunto de los créditos impagados con respecto al total de préstamos que están en vigor en estos momentos) fue del 4,72%. En concreto, representan unos 57.837 millones de euros que no han sido abonados en las correspondientes cuotas. La cifra es 100 millones de euros inferior a la del mes de junio, según los datos actualizados por el Banco de España.
A pesar de las advertencias del sector financiero y de las malas expectativas económicas, el pago de hipotecas, créditos al consumo o préstamos empresariales se mantiene a raya durante el último semestre de crisis económica. De hecho, la ratio de morosidad ha descendido levemente desde el 4,8% en la que se encontraba entre enero y febrero.
Las entidades financieras han reservado miles de millones de euros en provisiones para afrontar el que iba a ser un duro año en materia de impagos: la debilidad financiera de las familias, los ERTE con su correspondiente reducción de ingresos para los hogares con respecto al salario habitual, así como la evolución del paro impulsaron a la banca a realizar esas dotaciones. Aunque desde el sector apuntan que la situación no está siendo tan alarmante como inicialmente preveían.
Una de las causas que explican esta realidad se encuentra en las medidas extraordinarias puestas en marcha por el Ministerio de Economía, y por la propia banca después, en materia de moratorias hipotecarias y de créditos personales. Esta herramienta ha servido para que muchas familias no tengan que abonar parte de sus compromisos financieros mensuales con la banca, durante estos meses de confinamiento y pandemia, lo que ha evitado que la morosidad se dispare.
Según los datos del supervisor financiero, a cierre de julio había 221.053 préstamos con garantía hipotecaria beneficiados de la moratoria aplicada por el Gobierno, de las 267.763 solicitudes presentadas hasta la fecha, cuyo saldo conjunto roza los 20.000 millones de euros. Esto significa que el sector bancario ha dado luz verde hasta el momento al 82,5% de las solicitudes recibidas. Precisamente el próximo 30 de septiembre finalizar el plazo de estas medidas extraordinarias sobre las que el Ejecutivo tendrá que decidir si prorroga, ante la situación económica actual, o las suprime definitivamente.
Otra de las causas que explican esta realidad es que ha aumentado el número de créditos en vigor durante este tiempo, a la vez que se mantiene el nivel de dudosidad, con lo que las ratios descienden. El incremento del 'stock' crediticio se debe fundamentalmente a los miles de créditos empresariales avalados por el ICO para los negocios que han sufrido los estragos de la pandemia. En total, se agotaron los 100.000 millones de euros puestos sobre la mesa por el Estado para garantizar estas operaciones de supervivencia empresarial.
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