Los presidentes de BBVA, Carlos Torres, y de Banco Sabadell, Josep Oliu. EP

Competencia se inclina por alargar los plazos de su análisis de la opa de BBVA sobre el Sabadell

Hay ambiente de aprobación pero la CNMC quiere trasladar el mensaje de un trabajo impecable

Manu Álvarez

Domingo, 29 de septiembre 2024, 00:38

Es más que probable que el consejero delegado del BBVA, Onur Genç, se lleve un disgusto. El presidente, Carlos Torres, también. En la semana que acaba de terminar, el primero de ellos mostró su «convencimiento» de que la oferta de BBVA para adquirir las acciones ... del Banco Sabadell pasaría con buena nota y rápido el siguiente escalón burocrático tras recibir luz verde del BCE: la aprobación por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

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El plácet del organismo –sobre el papel independiente– que dirige Cani Fernández, es imprescindible para ir al siguiente, la autorización de la CNMV, el supervisor del mercado bursátil. Ir rápido y sin problemas, dio a entender Genç, es obtener una autorización en lo que se denomina 'Fase 1'. Sin embargo, todo apunta a que el resultado será favorable al final para el banco vasco, pero tras un camino más largo y tortuoso.

Aunque la decisión aún no se ha adoptado en el consejo de la CNMC –puede incluso demorarse hasta finales de año–, fuentes consultadas por este medio aseguran que hay una «clara inclinación» a llevar el caso a la denominada 'Fase 2'.

¿Y eso qué significa? En primer lugar y con el calendario en la mano, tiempo. Más tiempo. Aunque formalmente esa segunda etapa debe resolverse en tres meses –puede formularse como un análisis más amplio de las consecuencias de una hipotética fusión– lo cierto es que se puede alargar mucho más porque la CNMC puede decretar 'tiempos muertos'. De confirmarse, no sería de extrañar que una autorización que BBVA ansía tener antes de las próximas uvas de fin de año se aplace hasta la primavera o incluso a las puertas del verano de 2025.

«Se da por seguro que Competencia impondrá compromisos en algunos municipios»

Si en la 'Fase 1', en la que estamos ahora, Competencia analiza información facilitada por ambos bancos e informes técnicos –el objetivo principal es analizar cuotas de mercado por segmentos y geografías–, en la 'Fase 2' se abre un periodo de alegaciones. No solo el Gobierno y otras instituciones públicas y privadas pueden mostrar su preocupación por la fusión de ambos bancos. Cualquier empresa, cualquier ciudadano individual, puede remitir un escrito a la CNMC, justificando sus temores o lo contrario, alabando las ventajas de esta concentración.

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Lo cierto es que es inusual. La práctica totalidad de los expedientes de concentración de empresas se han resuelto en la 'Fase 1', que es lo lógico cuando no se supera una cuota de mercado del 25%. En ningún segmento de actividad el matrimonio BBVA-Sabadell traspasaría ese umbral. Ni siquiera en el de crédito a pymes, que se estima en un 22%.

«La autorización final puede demorarse hasta la primavera o a las puertas del verano de 2025»

«Cuando la política invade una operación mercantil, la estética pasa a tener un papel decisivo», señala alguien que conoce bien el proceso y que es consciente de los intereses ajenos que se juegan aquí al margen del sector financiero. Competencia, al parecer, quiere lanzar el mensaje de que el estudio ha sido minucioso y la visión amplia, dando audiencia a todos los interesados, para despejar cualquier duda sobre su decisión. Y es que, aseguran, saldrá con el sello de 'aprobada'.

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La 'Fase 1' va incluso lenta. La presidenta de la CNMC, en una reciente comparecencia en el Congreso, lo justificó por el carácter hostil de la operación. BBVA ha entregado toda la documentación, explicó, pero Sabadell va poco a poco y con problemas de homogeneización de datos. Vamos, lo habitual en el país del 'Lazarillo de Tormes'.

Sí, pero con condiciones

«Pese a todo, el ambiente es de aprobación en la CNMC, aunque también se da como seguro que se impondrán algunos 'remedies' –compromisos–, para salvar los problemas, en realidad marginales», apuntan las mismas fuentes. Entre esos compromisos, por ejemplo, figura el de no cerrar seis oficinas concretas, todas ellas situadas en Cataluña. Están en pueblos en los que o bien Sabadell, en siete casos, o BBVA, en uno, son el único banco presente en el pueblo. También la de mantener abiertas las oficinas en las que, de cerrarse, tan solo quedaría una entidad bancaria –no quedaría competencia por tanto–, en determinados códigos postales. Hay más de 11.000 códigos postales en España y eso solo sucede en poco más de medio centenar, uno de ellos en Irún.

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Ir a la segunda fase, advierten expertos del sector financiero, «puede provocar un inmediato y brusco descenso de la cotización del Sabadell, impulsada desde el pasado mes de mayo porque BBVA está dispuesto a pagar una prima. Una decisión en ese sentido de la CNMC va a introducir elementos de incertidumbre en la operación y el mercado corregirá la cotización», apuntan. Desde que se conoció la oferta –una acción de BBVA por 4,83 títulos del Sabadell– la cotización de ambos valores ha tenido un comportamiento paralelo. Una señal de que el mercado apuesta por una opa con autorización. Otra cosa es el resultado de la misma.

Más tiempo, apuntan expertos del sector, también va a hacer que haya más trasvase de acciones de inversores particulares y minoritarios –algo que al parecer ya se estaría produciendo– a manos de fondos de inversión. Ya cuando se presentó la oferta, los inversores institucionales –teóricamente más proclives a aceptar la opa– controlaban algo más del 53% y, se supone, esa tasa ha aumentado.

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Más barrillo

Más tiempo, añaden, «también significa que se va a reforzar la 'guerrilla' en torno a la operación», el 'barrillo' que rodea a cualquier sokatira –el deporte vasco en el que dos grupos tiran de una misma cuerda pero en sentido contrario– y cuyas primeras escaramuzas ya han comenzado: declaraciones en contra de la operación de patronales catalanas; creación de asociaciones de accionistas minoritarios para hacer ruido y protestar y, sobre todo, presiones políticas al Gobierno de Pedro Sánchez también desde los partidos catalanes. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ya ha reiterado esta semana que «el Gobierno se opone porque está preocupado por lo que puede suponer de restricción de la competencia».

En la 'guerra' desatada entre ambos bancos –no se usan cañones, se dispara dinero– las escaramuzas se suceden. Al anuncio del Banco Sabadell de que repartirá 2.900 millones de euros en dividendo en dos años, todo un récord, ha respondido esta semana BBVA. El banco presidido por Torres repartirá de inmediato un dividendo a cuenta de los resultados de este año de 0,29 euros brutos por acción. Supera en un 81% al dividendo a cuenta repartido hace ahora un año. Más madera, es la guerra.

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Mientras tanto, desde BBVA insisten en su mensaje principal: «Son los accionistas del Sabadell, los verdaderos dueños del banco, quienes deben expresar la última palabra». Hasta la siguiente escaramuza.

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