La presidenta del BCE, Christine Lagarde, este miércoles en Fráncfort (Alemania). REUTERS

El BCE desinfla la posibilidad de una bajada de las hipotecas antes de junio

Lagarde quiere tener amarrada la tasa de inflación durante la primavera para acometer la primera rebaja de tipos desde el 4,5% actual

Miércoles, 20 de marzo 2024, 12:29

A pesar de los cantos de sirena que susurran al Banco Central Europeo (BCE) para que adelante la bajada de tipos de interés a esta primavera, la presidanta de la institución, Christine Lagarde, ha aclarado que previsiblemente será en junio cuando tomen esa decisión. Y ... lo harán a pesar de los buenos datos de inflación que está dejando la zona euro en este inicio de año, con una tasa cada vez más cercana al objetivo del 2%. Sin embargo, el BCE quiere actuar con respaldo y unos datos, los de mayo y junio, que certifiquen la moderación definitiva de los precios tras dos años de crisis inflacionaria.

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Así lo ha indicado Lagarde en un foro económico en el que ha aclarado que junio sigue ganando puntos como fecha clave para que la institución valore la posibilidad de revertir su actual postura con una primera bajada de los tipos de interés, aunque las presiones inflacionistas internas impedirán a la entidad comprometer una senda concreta de ajuste incluso después de acometer la primera rebaja del precio del dinero.

En un discurso pronunciado este miércoles, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que, a pesar de los avances significativos en los tres criterios del marco manejado por la institución (perspectivas de inflación, inflación subyacente y transmisión de la política monetaria), el BCE aún «no está suficientemente seguro» de que la eurozona se encuentre en una senda sostenible hacia el objetivo de inflación.

Tan seguro quiere estar el BCE al bajar los tipos que Lagarde ya ha advertido de que una primera rebaja en junio no implica posteriores actuaciones en ese sentido en los meses posteriores. «Incluso tras la primera bajada de tipos, es posible no podamos comprometernos de antemano con una senda concreta de tipos», ha advertido Lagarde.

Por ahora, el euríbor se mantiene intacto casi en el mismo nivel que tenía desde principios de marzo, en el entorno del 3,75%. Los bancos, que elaboran este índice, anticipan así rebajas de tipos para los próximos meses, aunque también descartan que el BCE actúe antes del próximo mes de junio. De cerrar en este nivel en marzo, el alivio solo llegará a las hipotecas que se revisen semestralmente, ya que el índice ha caído desde el 4,14% que marcó en el pico de septiembre.

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Sin embargo, para la mayor parte de las hipotecas variables, que se revisan a un año vista, el euríbor de marzo aún se encuentra ligeramente por encima del que marcaba hace ahora 12 meses, en el 3,64%. Lo que sí comenzarán a notar estos hipotecados es una sensible rebaja de sus cuotas ya que durante este tiempo han amortizado parte de su deuda, lo que se reflejará en la revisión de los próximos recibos aunque el euríbor aún se encuentre alguna décima por encima de hace un año.

Pendientes de la FED de EE UU

El BCE se encuentra pendiente de la decisión que tomará la Reserva Federal norteamericana (FED), en cuya reunión de este miércoles no se espera una rebaja de tipos, sino que también lo hará previsiblemente hacia el verano. En este sentido, Lagarde ha señalado que, si bien hace ya tiempo que las tasas de inflación observadas vienen situándose en niveles prácticamente acordes con las expectativas y las proyecciones apuntan a que la inflación volverá a situarse en el 2% a mediados de 2025, además de una mejora en su composición, con la expectativa de una tasa subyacente más baja a medio plazo, «al mismo tiempo, las presiones inflacionistas internas siguen siendo fuertes».

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De tal modo, Lagarde ha advertido de que la tasa de variación de los precios de los servicios sigue siendo persistente y oscilando en torno al 4%, tras cobrar cierto impulso en febrero, lo que refleja fundamentalmente el sólido crecimiento de los salarios y las tensiones en el mercado de trabajo, que hasta ahora se ha mostrado resistente a la desaceleración de la economía, reduciendo de forma automática la productividad del trabajo e impulsando al alza los costes laborales unitarios.

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