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José María Camarero
Jueves, 28 de abril 2016, 14:57
A pesar de la brusca caída que están experimentando las acciones de CaixaBank este jueves -han llegado a ceder un 5%-, tras la presentación de los resultados trimestrales de la corporación, el presidente de la entidad, Isidro Fainé, ha querido imponer tranquilidad entre los accionistas ... a los que se ha dirigido esta mañana en la junta. Fainé ha indicado que la intención del consejo de administración es repartir en efectivo al menos el 50% del beneficio neto consolidado de 2016.
Se trata de una de las medidas de retribución al accionista anunciadas en la junta de la compañía de cara a este ejercicio en el que se mantendrá una política de dividendo similar a la del año pasado. Aunque ha anticipado una novedad. En principio, se abonarán cuatro dividendos, uno por trimestre, de los cuales tres serán en efectivo y solo uno mediante la fórmula voluntaria del pago en acciones. El año pasado, dos abonos se realizaron en efectivo y los otros dos mediante el 'scrip dividend' que permite escoger la fórmula por parte del inversor.
El presidente de CaixaBank ha recordado que, a pesar de las últimas caídas de sus títulos en el mercado bursátil, la empresa tenía a finales de 2015 un retorno total ligeramente positivo y ha superado en 30 puntos porcentuales a la banca española y en 60 puntos, a la de la zona euro. Isidro Fainé sostiene que el banco ha sido capaz de mejorar su rentabilidad gracias al aumento de los ingresos bancarios, la estabilización de la base de costes recurrentes y la disminución del volumen de provisiones por una menor morosidad.
En el plano macroeconómico, el presidente de CaixaBank sostiene que la reducción de los desequilibrios es una tarea inacabada y ha señalado que tenemos que aprovechar los vientos de cola de la recuperación para completarla. Hay que continuar mejorando la competitividad para consolidar el superávit exterior y reducir la deuda externa; hay que reducir el déficit público para llevar la deuda pública hacia niveles que nos alejen de zonas de vulnerabilidad y, sobre todo, es necesario que la economía continúe creando empleo para reducir la tasa de paro.
En cualquier caso, Fainé ha reconocido las presiones sobre la cuenta de resultados del sector financiero continúan siendo fuertes. En concreto, crece el crédito nuevo, pero no tanto como el que se amortiza del antiguo; el entorno de tipos de interés hace que caigan los ingresos por intereses; la fuerte competencia para conseguir más negocio presiona los márgenes y el aumento de exigencias de capital y liquidez encarece el coste de intermediación. Sin olvidar que la caída del coste del riesgo es un factor positivo, pero aún nos encontramos lejos de niveles de morosidad que se podrían considerar normales.
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