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José Antonio Bravo
Jueves, 7 de enero 2016, 20:55
Miguel Blesa, quien fuera penúltimo presidente de Caja Madrid le sucedió el también polémico Rodrigo Rato, deberá declarar en calidad de imputado el próximo 2 de febrero en relación a los sobresueldos irregulares (13,54 millones de euros entre 2008 y 2010) que cobraron bajo ... su mandato una quincena de altos cargos de la entidad de ahorros, incluido él mismo y otra docena de directivos que, ya aparte, se tendrán que sentar en el banquillo de los acusados por el caso de las llamadas tarjetas black. La citación ha sido ordenada por el Juzgado de Instrucción número 45 de Madrid, que ha cambiado de titular varias veces en el último año.
Eso explica en parte, según fuentes jurídicas, que se haya tardado 11 meses en resolver la petición de la Fiscalía Anticorrupción. Esta quería que Blesa y su antigua mano derecha (y ex director general), Ildefonso Sánchez Barcoj también citado el mismo día explicaran por qué se elevó un 16% en 2008 la retribución de varios ejecutivos señalados, haciendo caso omiso al acuerdo salarial aprobado por el consejo de administración (que fijó un aumento retributivo del 4,5% para ese ejercicio) y tampoco informando a la comisión de retribuciones.
Blesa, inspector de Hacienda de profesión aunque financiero de aprovechamiento, aparece como el principal beneficiario de esas retribuciones extra, que incluyen desde los sobresueldos referidos hasta indemnizaciones por cese y planes de pensiones. El percibió, en concreto, 3,36 millones de euros a su salida de la caja sin que queden claro ni la justificación (2,72 millones corresponden a la indemnización por su cese) ni el permiso recibido para ello. Algo similar ocurrió con Sánchez Barcoj el número dos que luego desempeñaría las mismas labores durante un tiempo con Rato- , quien obtuvo 1,7 millones incluida la fuerte subida salarial de 2008.
Como director general de Caja Madrid, este último directivo debía supervisar los posibles "excesos" retributivos en la entidad, aunque no consta que pusiera reparos a esta práctica descubierta por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), accionista mayoritario de Bankia, tras revisar las cuentas del banco. En concreto, fue un análisis detallado (informe forensic) encargado a la auditora PwC el que destapó las irregularidades, puestas en conocimiento de la Fiscalía a finales de 2014.
Pagos "irregulares"
En ese dictamen se describían cuatro tipo de actuaciones injustificadas, desde un incremento retributivo en 2008 a ocho altos cargos cuatro veces mayor del aprobado por el consejo de Caja Madrid, hasta la forma e importe en que se percibieron las remuneraciones de tipo variable entre 2007 y 2010 (casi un millón de euros en total). También se ponía en duda la motivación de varias aportaciones "extraordinarias" hechas a los planes de pensiones de varios altos directivos, así como las indemnizaciones que estos recibieron al dejar sus cargos. Blesa, según la Fiscalía, fue el principal responsable de esos pagos "irregulares" ya que el propio consejo le responsabilizó de individualizar las retribuciones, al tiempo que constaba su conocimiento y consentimiento de todas las operaciones.
Algunos casos concretos, aparte de Blesa, son el del exsecretario del consejo, Enrique de la Torre, a quien se pagaron tres millones en 2009 "de manera irregular" por conceptos que no eran aplicables (2,88 como indemnización). Algo similar ocurre con el ex director de operaciones de la entidad, Ricardo Morado, quien se embolsó 1,9 millones tras un cese que pudo ser, en realidad, voluntario (más otros 330.000 euros por otros conceptos). A su vez, Rafael Spottorno, ex jefe de la Casa del Rey Juan Carlos, recibió 273.000 euros tras dejar la dirección de la Fundación de Caja Madrid, aunque las pesquisas se centran solo en 55.000.
Parte de estos datos se han comprobado en los correos electrónicos cruzados entre directivos, que muestran cómo en la cúpula no se despreciaba dádiva alguna. Así, el 29 de agosto de 2007, dos consejeros (Alberto Recarte y Ramón Espinar) preguntaban si se les podía canjear un reloj de lujo (valorado en 12.000 euros) que recibieron sus otros 19 compañeros en dicho órgano por el tercer centenario de la caja -pese a que fue en 2002-. La dirección autorizó el canje por dos cheques regalo de El Corte Inglés. Blesa, esta vez, se quedó sin regalo.
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