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La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) pasa revista al nuevo escenario macro y fiscal remitido hace unos días por el Gobierno a Bruselas. La institución ve factibles los escenarios manejados, pero alerta de severos riesgos que podrían terminar volcando las previsiones sin medidas adicionales ... para sanear las finanzas públicas.
El problema es que la institución observa que el Gobierno vive en una especie de burbuja persupuestaria tras un 2021 marcado por la mejora del PIB nominal y una recaudación que se disparó un 15%, logrando una notable reducción del déficit público al 6,8% del PIB. La Airef alerta de que esta situación no será permanente y que solo el crecimiento no será suficiente para cerrar el agujero fiscal. Es decir, sin un plan de consolidación a medio plazo (que el organismo lleva solicitando desde hace más de dos años), la situación de las cuentas públicas sigue siendo extremadamente vulnerable.
«Podemos tener la idea equívoca de que hay margen para acometer políticas fiscales expansivas. Un margen ficticio porque los niveles de deuda y déficit sitúan a la economía española en una posición vulnerable», indica Cristina Herrero, presidenta de la Airef.
El principal aviso de la institución se centra en la evolución del déficit estructural. En concreto, la Airef estima que se situará en el -4% en 2025, muy superior al -0,4% estimado por el Gobierno para esa fecha y también por encima del -3,4% que se registraba antes de la crisis.
«El margen para reducir el déficit sin adoptar medidas adicionales se agota, estabilizándose en el 3% en 2024 y 2025», advierten desde el organismo. Un estancamiento que provocaría, a su vez, el frenazo en el ritmo de reducción de la deuda pública, que para entonces aún se situaría en niveles cercanos al 109% del PIB, «lo que coloca a España en una situación muy vulnerable frente a un probable endurecimiento de las condiciones monetarias».
A partir de ese momento, y si el déficit primario estructural se mantiene constante entre el 1,5% y el 2,5%, los cálculos apuntan a que la deuda «iniciará una senda ascendente que la llevaría al 140% del PIB en 2040». El problema es que, tal y como reconoce Herrero, «devolver la senda a niveles sostenibles requeriría de un esfuerzo que es difícil mantener en el tiempo».
Las simulaciones, de hecho, muestran que situar la deuda por debajo del 100% del PIB «requerirá un ajuste fiscal estructural mantenido en el tiemop de una décima del PIB anual«. Es decir, 1.200 millones al año. Para que el dato baje al 80% del PIB, el ajuste sería de 0,35 puntos.
Las recomendaciones de la institución son claras en este sentido y van en la dirección de la necesidad de severos ajustes. En concreto, la Airef recomienda «utilizar los ingresos que se materialicen por encima de lo previsto y aquellos de carácter temporal a reducir el déficit estructural, además de evitar incrementos de gasto».
El impacto del previsible endurecimiento de las políticas monetarias es clave en este proceso. La Airef ya recordaba hace unas semanas que el Gobierno había elaborado su nuevo Programa de Estabilidad bajo la premisa de que el interés del bono a diez años (principal referencia del mercado español) se situaría este año, de media, en el 0,8%. Pero ya supera el 2%.
«Ya se ha producido un incremento de 100 puntos básicos y en nuestro escenario central eso implicará un incremento de la carga financiera acumulada a 2025 de unos 20.000 millones de euros respecto a la anterior previsión», alerta Herrero.
En un escenario de suspensión de las reglas fiscales en Europa -sin conocer aún el marco fiscal al que se retorne- y ante la ausencia de una estrategia fiscal a medio plazo por parte del Gobierno, la Airef también prevé una reducción del peso de los recursos hasta el 41,3% en 2025. «Los ingresos van a crecer a un ritmo inferior al PIB nominal pero siguen siendo dos puntos superior al nivel previo de la pandemia», explica Ignacio Fernández-Huertas, director de análisis presupuestario del organismo.
Sin embargo, desde la institución advierten que «no debemos ser demasiado optimistas con la evolución de los ingresos». Ni tampoco de los gastos. Y es que el impacto positivo que la inflación está provocando sobre los ingresos de algunas figuras tributarias, se puede volver en contra a largo plazo al traducirse en un mayor gasto en factores como salarios públicos, contratación, pensiones, intereses, etc.
En materia de pensiones, por ejemplo, la Airef prevé que el gasto crezca en torno al 4-5% en el periodo, excepto en 2023, cuando se espera un incremento del 8,8% por el IPC de 2022. En concreto, la AIReF estima que el gasto en pensiones aumentará un 4,9% en 2022, un 8,8% en 2023, un 4,9% en 2024 y un 4,1% en 2025.
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