Los autónomos pagan las cuotas más caras de Europa, pero con mayor protección

«Se ha de corregir la distorsión generada por la facultad de elección de la base de cotización que supone una merma de recursos para el sistema y un nivel más bajo de acción protectora para los autónomos», explica el Gobierno en el plan de recuperación enviado a Bruselas el año pasado, en el que indica que casi el 85% del colectivo cotiza por la base mínima.

En la actualidad son más de 2,7 millones de autónomos los que escogen pagar la cuota más baja a la Seguridad Social. De ellos, más de 2,1 millones son personas físicas y abonan cada mes 293,94 euros al sistema, mientras que más de 600.000 son societarios y su cotización se eleva hasta los 377,87 euros mensuales. Además, hay que tener en cuenta que en torno a medio millón tienen bonificada su cuota al disfrutar de la denominada 'tarifa plana', gracias a la cual abonan 60 euros al mes. El resto, más de medio millón de autónomos, se han decantado por una cuota más elevada, que incluso puede llegar hasta los 1.266,66 euros, aunque la más cara solo la eligen un 6,6%.

Pese a que la inmensa mayoría cotiza por la base mínima, España cuenta, en términos generales, con las cotizaciones más elevadas de Europa. Así, los autónomos de la mayor parte de países de nuestro entorno asumen cuotas mucho más bajas y rebajas más importantes al comienzo de su actividad, como sucede en Reino Unido, Alemania, Francia o Portugal. Sin embargo, los emprendedores españoles son los que cuentan con mayor protección de Europa y disfrutan de derechos que les equiparan con los asalariados, como el acceso a la jubilación, la incapacidad temporal, la baja por maternidad y paternidad o la cobertura por desempleo (denominado cese de actividad).

La cuota es de 14 euros al mes para aquellos autónomos que no sobrepasen los 600 euros de ingresos. Quienes facturen por encima tendrá que pagar 58 euros. Pero además hay que sumar el coste del seguro médico, que será de 3,77 euros al día para los que ganen hasta 8.400 euros al año y los que estén por encima aportarán un 9% de sus ingresos mensuales.

Un autónomo con ingresos mensuales por debajo de 1.700 euros no paga nada, y si sus ganancias están por encima abona una cuota de 170 euros. Al igual que en Reino Unido, es obligatorio tener un seguro médico, que tendrá un coste de entre 150 y 240 euros al mes.

El Gobierno galo tomó la decisión el pasado diciembre de eliminar el régimen de autónomos e integrarlo en el Régimen General, equiparándolo en derechos y deberes. Pero se ha fijado dos años para lograrlo. Hasta que esto suceda, sus emprendedores no pagan nada el primer año y, a partir del segundo, las cuotas varían según el sector y la facturación: supone el 12% de los ingresos en actividades comerciales, el 21,3% para los servicios y el 18,3% para las profesiones liberales. No pagan IVA y la asistencia sanitaria la adelanta el autónomo, pero posteriormente el Estado le devuelve entre el 65% y el 100%.

Se paga en función de los ingresos que han tenido durante el año. Se puede elegir entre dos tipos de cotización: un mínimo del 25,4% y otro del 32% que cuenta con una mayor protección.

No existe una cuota fija mensual y los trabajadores autónomos solo pagan el impuesto de la renta en función de sus ingresos: entre un 22,65% y un 28,72%.

Los autónomos abonan una cuota de 50 euros, a la que hay que añadir un seguro médico que suele rondar los 100 euros. Se trata del país en el que menos se paga, pero no hay ningún tipo de prestación social del Estado.

Como en Italia, no se cobra cuota mensual, sino que a final de año los autónomos pagan entre un 25% y un 50% de impuestos (IRPF), entre los que se incluyen la Seguridad Social y prestaciones como desempleo, maternidad o enfermedad.

Su sistema es similar al de Italia y Dinamarca: sin cuota mensual y pago en función de sus ingresos anuales, pero con seguro médico obligatorio con cuantía variable.

Tampoco tienen cotización mensual: el pago se calcula al año con el 5% de la diferencia entre ingresos y gastos.