Decisión histórica de la Reserva Federal (Fed) en EE UU, que saca toda la artillería en medio de los recientes temores a una recesión en el país. El organismo presidido por Jerome Powell ha optado –no por mayoría– por la opción más agresiva que tenía ... para calmar al mercado: un recorte de los tipos de interés de 50 puntos básicos, el doble de lo previsto por buena parte de los inversores, hasta dejar la tasa de referencia en un rango de entre el 4,75% y el 5%.
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«Los indicadores recientes sugieren que la actividad ha seguido expandiéndose a un ritmo sólido», indica la institución en su comunicado. Un tono optimista que Powell también trasladó después ante los medios, consciente de que sus palabras pueden afectar más a Wall Street que la propia decisión de política monetaria.
Su mensaje fue claro: la Fed ha hecho lo correcto y han ajustado tanto porque así lo permite la situación económica. «La economía está fuerte en general y la decisión de hoy refleja la reciente confianza en que la resistencia del mercado laboral puede mantenerse, una variable que está ahora menos tensa que justo antes de la pandemia», expresó el presidente de la Fed. «Las expectativas de inflación están bien ancladas», añadió.
Pese a ello, el organismo sí reconoció cierta preocupación por la desaceleración en la creación de empleo y el aumento de la tasa de paro. Una variable que se convertirá en el foco de sus próximos movimientos, con la inflación avanzando firme al objetivo del 2%. De hecho, la Fed abre la puerta a nuevos ajustes en los tipos hasta dejarlos entre el 4,25% y el 4,5% a final de año, en un escenario marcado por las elecciones presidenciales en el que la deriva económica pesa, y mucho, entre los votantes.
Más allá de las subidas iniciales por el recorte de medio punto en los tipos de interés, Wall Street comenzó a dar mayores banos tras un discurso en el que Powell defendió a ultranza su mandato. Así que habrá que dejar pasar al menos unas horas para que el mercado digiera sus palabras.
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En todo caso, la reunión celebrada este miércoles puede considerarse histórica por varios motivos. Primero, porque pone fin al ciclo alcista que la Fed inició allá por 2022, llevando los tipos de interés a máximos de 23 años. Segundo, porque este recorte, el primero desde el acometido en marzo de 2020, ha causado una fuerte división en las últimas semanas entre los que apostaban por este movimiento y los que preveían que el ajuste se quedaría en 25 puntos básicos.
Con la decisión final ya sobre la mesa, lo que ha quedado claro es que la Fed ha empezado a tener mucho más en cuenta el riesgo de reaccionar tarde -con las bajadas de tipos- al temido frenazo económico. «La economía de EEUU es enorme y compleja y el efecto de un cambio en la política de tipos tarda entre 12 y 18 meses en filtrarse por completo», explican desde la gestora Federated Hermes.
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La búsqueda del equilibrio no es fácil. Sobre todo porque, pese al mensaje de fortaleza, los grandes movimientos como el acometido esta noche por la Fed pueden ser interpretados como una señal de que el organismo sabe algo más que el mercado sobre los posibles riesgos que pueden llegar si no actúan con contundencia.
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