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El Fondo Monetario Internacional afirma que el nivel de gasto social de España se encuentra por debajo de la media de sus comparables en varias categorías y que en muchos aspectos no es eficiente, dado que, por ejemplo, el país cuenta con la tasa de ... pobreza infantil más elevada de Europa occidental y sus niveles de desigualdad son también más altos que en otros países de la Unión Europea. Pero, según recomienda el FMI, «cualquier estrategia que implique la expansión del gasto social necesitaría ser financiada de manera sostenible, en particular en un contexto de elevada deuda publica en España». Además, afirma que ese gasto social no debería desplazar al efectuado en otras inversiones, como en infraestructuras, que también son cruciales para promover el crecimiento inclusivo.
En su informe «Efectividad y equidad en el gasto social: el caso de España», el FMI afirma que, ante los problemas sociales y las debilidades existentes en el sistema, tanto de margen fiscal como de organización de la Administración, sería «valioso evaluar los resultados, la adecuación y la efectividad del gasto social». «La experiencia internacional muestra que una provisión más eficiente del gasto público podría producir mejores resultados o crear recursos adicionales para mejorar allí donde los indicadores sociales tienen un desempeño particularmente débil», se lee en el informe.
El FMI, para elevar la eficacia de la asistencia social, sugiere mejorar la coordinación entre las diferentes administraciones, a la vista de la elevada descentralización del país, y recuperar el diálogo sobre las reformas necesarias. Anima a reducir las duplicidades y a mejorar la movilidad entre regiones.
Pero además considera que un gasto social más eficiente no puede ser la única herramienta para elevar los niveles de vida y reducir la desigualdad. De acuerdo con el FMI, también hay que hacer esfuerzos para que el mercado laboral sea más inclusivo. Y pone el foco en la elevada tasa de temporalidad, que está asociada a una elevada volatilidad en el empleo, bajo crecimiento de la productividad y desigualdad de ingresos en ascenso. Y, en este asunto, hace un guiño al contrato único: «El importante gap en los costes del despido entre los trabajadores permanentes y los temporales sigue siendo la causa por la que los empleadores ofrecen pocos contratos indefinidos». La última línea del informe del FMI es un respaldo a la mochila austriaca.
Hablando por partidas, el organismo afirma que el «punto brillante» de la protección social española reside en un sistema sanitario que funciona de manera eficiente.
Pero señala debilidades en otros asuntos de gasto. Por ejemplo, en el sistema público de pensiones: si bien hasta ahora ha ofrecido altas tasas de reemplazo con un nivel razonable de gasto sobre el PIB, lo que ha resultado en una baja tasa de pobreza entre los mayores, a la vista del envejecimiento de la población, considera que el mantenimiento de este sistema de pensiones es insostenible sin introducir reformas de calado. El FMI apunta que, en principio, la total aplicación de las reformas de 2011 y de 2013 debería mantener el gasto en pensiones bajo control, aunque reconoce que ello implicaría una bajada de su cuantía, lo que no ha resultado ser, por el momento, algo socialmente aceptable. Es por ello por lo que el cálculo de su revalorización, por ejemplo, ha vuelto a ligarse al IPC. Este tipo de desviaciones respecto al mandato de las reformas ha llevado a que el gasto en pensiones se pueda incrementar en entre tres y cuatro puntos de PIB hasta el año 2050. Ello supone una presión importante sobre el gasto a medio y a largo plazo en un contexto en el que la deuda pública se encuentra muy cerca del cien por cien del PIB. De acuerdo con el FMI, para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones deberían tomarse medidas para incentivar una jubilación más tardía, incrementar los ingresos del sistema sin elevar las cotizaciones sociales y fomentar el ahorro complementario.
Otro punto débil que observa el organismo reside en la cobertura del desempleo. Ello, porque el elevado gasto ligado a esta partida refleja el también alto paro estructural, lo que, de acuerdo con el FMI, es síntoma de que hay problemas de ajuste entre la oferta y la demanda de empleo y apunta a que la causa está en la formación, que considera que hay que mejorar para asegurar mejores niveles de ocupación. Pero, por lo demás, el FMI expone que el sistema de protección al desempleo español es ampliamente adecuado. «Los niveles y la duración se consideran según algunas estimaciones bastante generosos», reza el informe.
España falla más en el combate contra la exclusión social y la inversión en familia y en vivienda, cuyo presupuesto ronda el 1,6% del PIB, una cifra que se encuentra bastante por debajo de la media de los países de nuestro entorno, especialmente en lo que a la vivienda se refiere. El FMI advierte que los programas de asistencia social no cumplen plenamente sus objetivos y observa brechas en la adecuación y la cobertura, debido a ineficiencias en la gestión administrativa, umbrales bajos de renta para acceder a las ayudas y falta de coordinación. «Estas debilidades obstaculizan la reducción de los niveles de riesgo de pobreza, desigualdad de ingresos y exclusión social», afirma el FMI.
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