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David Valera
Viernes, 12 de mayo 2017, 09:20
Los precios repuntan en abril tres décimas hasta alcanzar un 2,6% en tasa interanual. Un incremento de la cesta de la compra influido por el encarecimiento del gas y de los paquetes turísticos en un mes en el que se celebró la Semana Santa, ... según los datos publicados hoy por el INE. Un incremento que deja en mero espejismo la moderación registrada en marzo, cuando el IPC descendió siete décimas. En cualquier caso, la inflación ya acumula ocho meses en signos positivos después de permanecer casi dos años en terreno negativo.
UGT ha asegurado que el repunte en abril del índice de precios al consumo (IPC) al 2,6% pone de manifiesto la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, que no ven sus salarios aumentar al mismo nivel.
En su opinión, la subida salarial de los trabajadores debe crecer por encima de la inflación, que el Gobierno prevé que sea del 1,5% de media para 2017, para evitar así el incremento de las desigualdades y la pobreza.
En un comunicado, el sindicato ha destacado que los precios vuelven a subir, y con ellos los ajustes que afectan directamente a los trabajadores, lo que se traduce en una nueva pérdida de su poder adquisitivo, ya que el crecimiento económico sigue sin llegar a las personas.
Para UGT, los Presupuestos Generales del Estado van a agravar esta situación, ya que suponen un "freno en el crecimiento del empleo", además de fiar la mejora de la recaudación y el descenso del déficit público al incremento de la inflación.
Los productos que más influyeron en el avance de los precios en abril fueron el ocio y cultura, que incrementó su tasa más de tres puntos y la situó en el 3,4%, debido a la subida de los precios de los paquetes turísticos, frente a la bajada del año pasado (la Semana Santa en 2016 cayó en marzo). Como consecuencia de la Semana Santa los hoteles, cafés y restaurantes también encarecieron sus precios, con una tasa del 2,0%, ocho décimas superior a la de marzo.
Por su parte, la vivienda, cuya variación aumentó más de un punto hasta el 5,4%, por la estabilidad de los precios de la electricidad y el incremento de los precios del gas, que registraron bajadas en abril de 2016. Por el contrario, se produjo una disminución de los precios del gasóleo para calefacción.
De hecho, hubo otros productos de la cesta de la compra que moderaron su precio. Así, vestido y calzado, cuya tasa se situó en el 0,3%, cinco décimas por debajo de la de marzo, a causa del descenso de la mayoría de sus componentes, mayor que el registrado en 2016. También el transporte, que desciende su tasa tres décimas hasta el 6,2% debido, fundamentalmente, a que la subida de los precios de los carburantes este mes es menor que la de abril del año pasado. Por último, alimentos y bebidas no alcohólicas, que experimenta una variación del 1,1%, tres décimas inferior a la del mes anterior, a consecuencia de la bajada de los precios de las frutas frescas, que aumentaron en 2016.
Los datos del INE también muestran que la inflación subyacente sin productos energéticos ni de alimentos elaborados- aumentó tres décimas y se situó en el 1,2%. Este índice es al que se aferra el Gobierno para rechazar que los precios se hayan disparado de forma genérica. De hecho, desde el Ejecutivo culpan a los vaivenes de los productos energéticos, principalmente al comportamiento del petróleo, del repunte de precios vivido en 2017.
Pérdida de competitividad con la UE
Tampoco es positivo el repunte del IPC Armonizado (homogéneo en toda la UE), que se situó en el 2,6%, con lo que sube cinco décimas respecto al mes de marzo. En la zona euro la inflación está en el 1,9%. Esta brecha supone una pérdida de competitividad de las empresas españolas vía precios respecto a los de la zona euro. De hecho, en el primer trimestre del año la competitividad de la economía española respecto a la de los países de la moneda única bajó por primera vez desde finales de 2013 debido a este repunte diferencial de la inflación.
En cualquier caso, el Gobierno prevé que la inflación se modere según avance el año y acabe en el 1,5% de media. En cualquier caso, eso supondrá la pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas, cuya prestación este año apenas se revalorizó el mínimo del 0,25% que marca la ley. Una menor capacidad de compra que se suma a la producida en 2016 cuando el IPC acabó el año en el 1,6% y las pensiones subieron de nuevo el mínimo legal.
Otro de los perjudicados con este incremento de precios son los trabajadores. Así, la subida media de salarios pactada en los convenios se situó en abril en el 1,27%. Para tratar de mitigar estos efectos los sindicatos han propuesto a la patronal una revalorización salarial entre el 1,8% y el 3% en función de las capacidades de cada empresa con el objetivo de que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo en un contexto de recuperación económica. La última respuesta de la patronal fue situar una horquilla de entre el 1% y el 2,5%.
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