La inflación se modera en marzo al 2,3% por la bajada de los carburantes y la luz

Entre los productos que más han contribuido a esta moderación está el transporte, que registró una tasa del 6,5%, dos puntos por debajo de la de febrero, causada casi en su totalidad por el descenso de los precios de los carburantes este mes, frente a la subida registrada en marzo de 2016. También la vivienda, cuya variación disminuye más de un punto y medio hasta el 4,3%, por la bajada de los precios de la electricidad. También influye, aunque en menor medida, la disminución de los precios del gasóleo para calefacción, que aumentaron el año pasado.

Por otra parte, las rúbricas que más han incrementado su precio son el ocio y cultura, con una tasa del -0,3%, un punto inferior a la de febrero, debida al mantenimiento de los precios de los paquetes turísticos, frente a la subida del año pasado. También los alimentos y bebidas no alcohólicas, que experimenta una variación del 1,4%, tres décimas por debajo de la del mes anterior, debida en su mayor parte a la bajada de los precios de las legumbres y hortalizas frescas.

De esta forma, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) disminuye una décima, hasta el 0,9%. Este índice es al que se aferra el Gobierno para alegar que las fluctuaciones de la inflación -que estuvo durante muchos meses en tipos negativos y a comienzos del año alcanzó el 3%- se deben a la volatilidad de los precios de la energía, especialmente el petróleo.

La ralentización de los precios fue superior en el IPC Armonizado (homogéneo en toda la UE) al situarse en el tercer mes del año en el 2,1%. Esto supone un descenso de nueve décimas respecto a febrero. Además, es una cifra similar a la registrada en la zona euro, lo que reduce la competitividad de las exportaciones españolas vía precios con otros países de la moneda común.

En cualquier caso, los expertos ya habían previsto que la inflación se moderaría al superarse el efecto escalón en los primeros meses de 2017 que coincidían con los precios más bajos de carburantes y electricidad en el mismo periodo de 2016. De hecho, el Gobierno considera que el IPC acabará el año en el 1,5%. Por tanto, habrá que ver si se confirma esa tendencia descendente en los próximos meses.

Pérdida de poder adquisitivo

Sin embargo, una de las consecuencias de que la inflación se mueva en estos niveles es la pérdida de poder adquisitivo por parte de los pensionistas, que vieron como su prestación sólo se revalorizó el mínimo del 0,25% que marca la ley. Una menor capacidad de compra que se suma a la producida en 2016 cuando el IPC acabó el año en el 1,6% y las pensiones subieron de nuevo el 0,25%.

Otro de los perjudicados con este incremento de precios son los trabajadores. Así, la subida media de salarios pactada en los convenios se situó en marzo en el 1,26%, lo que supone un punto menos que la inflación. Para tratar de mitigar estos efectos los sindicatos han propuesto a la patronal una revalorización salarial entre el 1,8% y el 3% en función de las capacidades de cada empresa con el objetivo de que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo en un contexto de recuperación económica. La última respuesta de la patronal fue situar una horquilla de entre el 1% y el 2,5%, lo que acerca posturas para un acuerdo.